Austin POV.
-¡Chicos, guarden cambios! –Grita Brittanny desde su cubículo-. ¡Nos tenemos que ir ya!
Son las ocho de la noche, y aunque ya estamos haciendo horas extra, aun me parece temprano teniendo en cuenta que no hemos terminado el trabajo, es viernes y obligatoriamente la oficina no abre sábado y domingo, así que no es como que podamos venir a terminarlo.
Tampoco puedo seguirle en la casa porque el software de edición es exclusivo de la compañía.
Pero bueno, si la jefa da la orden, hay que acatarla.
Volteo a ver a Raúl en cubículo junto al mío, con una expresión tan obvia que me explica sin siquiera haberlo preguntado.
-Es por la tormenta –me dice-. Anunciaron en las noticias.
-¿Tormenta? –inquiero-. ¿Cuál tormenta?
-El huracán Gregory iba a entrar hoy por la noche, pero se volvió tormenta tropical hace unas horas.
-O sea, ya ni es peligroso –exclamo.
-No –responde sonriendo-. Pero cariño, bienvenido a Houston.
-Una vez mi perro orinó dos veces seguidas y se inundó mi colonia –interviene Anneth a mis espaldas.
Y los tres nos reímos.
-No, en serio –continua Raúl-. Houston se inunda por cualquier cosa.
"Y más en estas zonas. Así que será mejor irnos.
"No todos conducimos una bestia.
Sonrío.
-Si quieres puedes subir tu Mini Cooper a mi cajuela, puedo llevarte a tu casa sin problema –bromeo.
Mi bebé es una GMC Sierra color blanca.
Es hermosa, sí. ¿Es una bestia? Efectivamente.
Somos el uno para el otro.
Brittanny vuelve a insistir en que nos vayamos, y comienza a apagar todas las luces, así que nos apresuramos para estar libres pronto.
En la oficina solo quedamos Raúl, Anneth, y Brittanny, nuestra jefa.
Y bueno, Kevin, pero está hasta el otro extremo del edificio en la zona de impresiones.
El resto del personal se fue a la hora de salida.
Como a las cuatro de la tarde.
Se supone que el horario es de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, corrido, con solo veinte minutos de comida. O si te quieres tomar dos horas, tienes que quedarte hasta las seis.
Pero bueno, la parte de edición es muy tardada y laboriosa.
Todos estos días anteriores nos hemos quedado hasta tarde.
Yo solo vengo por dos meses, me contrataron temporalmente para ayudarles con un proyecto que tenían atrasado, y me pagan bastante bien, así que no me quejo.
Y me gusta. Me gusta mucho.
Cuando haces lo que te gusta ni siquiera cuenta como trabajo.
Soy fotógrafo, me dediqué completamente a esto desde hace un año y medio.
Cuando mi mejor amigo literalmente me obligó a hacerlo.
-Huye de aquí –me había dicho mientras veíamos las estrellas.
Nos gustaba subir al techo, y pasar ahí largas horas por las noches.
Lo hacíamos desde que éramos pequeños, ni siquiera puedo recordar que edad teníamos.
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Stanford
RomanceDespués de la muerte de su mejor amigo, Austin busca una nueva vida. Pero jamás imaginó lo que el destino lo tenía preparado.