Final

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Ocurrió a los seis meses de su servicio.

Nos las arreglamos para seguir en contacto durante su entrenamiento, y incluso después de que fuese desplegado recibí una carta ocasional. Pero entonces llegó el día en que alguien llamó a mi puerta. Y cuando la abrí, su madre. Su rostro estaba húmedo de lágrimas, los ojos llenos de dolor, y todo mi mundo cayó en pedazos a mí alrededor.

El funeral fue lo peor. Odié las armas. Las armas me lo habían arrebatado, ¿por qué tenían que dispararlas en su funeral? También había protestantes.

Detestaban la guerra en la que él nunca quiso luchar, y no sabían nada sobre la que él hacía. Les odie por pensar que sabían nada en absoluto. Edward era mejor que ninguno de ellos. Y se había ido.

Me senté en la parte de atrás durante el servicio de la iglesia, observando a su familia en la parte de delante. Les vi doblar la bandera y tendérsela de manera reverencial a su madre. “Yo debería estar ahí,” pensé con egoísmo para mí mismo. “Yo también le amaba.

Más tarde, su madre me agradeció el haber ido. —Eras como un hermano para él,— dijo, como si eso fuera una consolación. Y otra vez mi corazón se rompió dentro de mi pecho.

Quería gritarle al mundo que no era su hermano, no era sólo su amigo.

Le había observado y ayudado y enseñado. Le había sostenido y le había amado.

Y le había conocido como nadie más lo había hecho.

Ni lo haría nunca.

¿Por qué debía tener que esconderlo? ¿Por qué tenía que mentir?

Jamás en mi vida había llorado del modo en que lo hice esa noche.

Maldije a Dios, al ejército, a los Viet Cong, y a todo lo demás en lo que pude pensar.

Nada de eso sirvió. Deseé ser valiente como él. Deseé ser fuerte. Deseé que pudiera marcar la diferencia.

Eddy me habría dicho cómo hacerlo. Incluso podría haber hecho que lo creyese.

Pensé en ello toda la noche, y cuando la mañana amaneció brumosa y brillante, con el calor de Houston filtrándose ya en cada grieta y esquina, tenía un plan. Eddy tenía razón. Los coches también se averían en San Francisco.

Ellos deberían tenerle a él, pero me obtendrán a mí en su lugar. Ya no me escondo más. Nuestra gente en Cali está a punto de tener un soldado más.

~ Fin~

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Bueno, aca el fin.

aunque no haya votos ni nada, les agradesco a las que se molestaron en leer, gracias.

se que es cortito, pero.. .es hasta ahi.

les juro que cuando lo lei me puese a llorar a mas no poder.

No se decir si odio o amo lo finales asi... no lo se..

-besototototes

Un soldado más - L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora