Capítulo dos

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01 de Septiembre. Dos meses después.

Wei Ying giró su varita entre los dedos. Madame Yu ajustó su corbata y aliso su camisa con la palma de las manos.

—Maldito mocoso, ¿cómo esperas conseguir novia así? Cada día te vuelves más arrogante.—Farfulló molesta, enfocando su atención en los despeinados mechones de su hijo menor.

Dejando de jugar con la varita, Wei Ying compuso una sonrisa descarada y descansó las manos en su nuca. Durante el verano había crecido otro par de centímetros. Su cabello también lucia más largo y sus facciones lentamente se marcaban, dándole un aspecto bastante varonil, que a juego con su despreocupada actitud arrancaban suspiros.

—Madame Yu, iré a casa durante las vacaciones de invierno.—Aseguró. Aunque Madame Yu actuaba con dureza, en su lenguaje aquellas palabras solo podían significar una cosa: "Te voy a extrañar".

—¿Quién te dijo que te voy a extrañar? Si no vienes, ¡romperé tus piernas, Wei Ying!—Gritó, recordándole a Jiang Cheng, quien en esos momentos se encontraba estudiando en el extranjero.

—Tío, me quiere romper las piernas.—Se quejó Wei Ying con Feng Mian, pero al escucharlo Madame Yu, estiró su mano y le dio un fuerte golpe en la cabeza a Wei Ying.

—¡Madame Yu!—Lloriqueó, sobándose.

Un primer silbato anunció la partida de la locomotora. En medio de un mar de gente la familia de tres había estado esperando a que llegara la hora de partir. Visiblemente melancólicos, ambos padres adoptivos abrazaron al joven que habían tratado como su tercer hijo. Sólo dos años más y Wei Ying también abandonaría el nido.

—Ve, Wei Ying, no olvides escribirnos.—Empujó su padre, en un intento de que Madame Yu soltara al joven.

El segundo silbato sonó y los últimos estudiantes rezagados comenzaron a subir. Asintiendo, Wei Ying besó fugazmente a Madame Yu y a Feng Mian. Sin problemas para arrastrar el baúl, se dirigió a la entrada más próxima justo cuando el tercer silbato anunciaba la salida final. Subiendo a prisa el pesado baúl, sólo giró para dar un último saludo de despedida a sus padres.

Adentro, el ruido acallaba la locomotora. Niños se movían por los pasillos completamente perdidos y los que ya tenían los suficientes años como estudiantes de Hogwarts, se limitaban a platicar con sus amigos acerca de las vacaciones y las próximas asignaturas.

A diferencia del curso pasado, Jiang Cheng ya había concluido el colegio y poco sabía de Lan Zhan, quien hasta el verano pasado había ostentado el papel de su mejor amigo. De modo que solo arrastró el baúl por los vagones. Aunque algunos iban llenos, las personas intentaban hacerse pequeñas cuando lo veían pasar con la esperanza de que se sentara junto a ellos.

Su preferido siempre había sido el último, así que pasó de largo hasta llegar a el. Al correr la puerta lo primero que vio fueron unos ojos dorados, lo segundo, una bonita chica rubia sosteniendo la mano de su mejor amigo.

—Wei Ying.—Llamó Lan Zhan, levantándose bruscamente de su asiento, lo que provocó la chica rubia se quejara cuando su mano fue soltada.

—Oh lo siento... Yo ya me iba... —Respondió, componiendo una sonrisa a la pareja.

—Wei Ying, espera, todos los vagones están llenos, quédate aquí.—Pidió, dando un paso hacia él con la clara intención de meter el baúl del Gryffindor.

—Lan Zhan, ¡no te preocupes! Iré a buscar otro lugar.

A diferencia de la última vez que habían hablado, Wei Ying se veía bastante cambiado. Su sonrisa seguía siguiendo la misma, pero un muro invisible parecía haber sido levantado en medio de ambos.

El águila que enamoró al león [Wangxian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora