Capitulo 4

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Todo estaba bien o eso me hizo creer.
De hablar todos los días de la semana horas y horas, pasamos a hablar cuando la gente llegaba a preguntarle el porqué me la pasaba llorando todos los días...

Por la actitud sigilosa que tuve en octavo y la ternura y felicidad que irradiaba en noveno y parte de décimo, me había ganado el cariño de mis compañeras de clase, yo ayudaba en todo lo que podía, me sentía bien haciéndolo. Así que como no se atrevían a preguntarme porqué lloraba, iban a preguntarle a ella, ya que era la persona más cercana que tenía en aquel entonces o que había tenido por última vez.

Me enteré de que aquel año no tenía que recuperar matemáticas ni ninguna materia, me había ido bien, así que mi año escolar ya estaba dado por terminado.

Sin embargo tenía que seguir asistiendo, corrí con la mala suerte de que aquel 16 de noviembre empezaban los planes de recuperaciónes y como ella era capitana del equipo de baloncesto, tenía que velar por el año escolar de sus integrantes, así que tenía que ayudar a aquellas que tenían que recuperar.

Así que no tuve ninguna oportunidad te hablar con ella.

Antes de ese viernes 16 de noviembre, habíamos quedado en salir a comer helado para relajarnos...Eso no sucedió.

El año escolar se acababa el 5 de diciembre si mal no lo recuerdo, así que ese tiempo de casi un mes me la pasé con aquella persona que dije que no era relevante en la historia hasta más adelante.

Edda, una chica reservada, inteligente, callada. La conocía desde octavo y hablé con ella una par de veces en noveno y un poco más a inicios de décimo.

No se como pero ella llegó a acompañarme las 6h que teníamos que permanecer en el colegio. Llegábamos por la mañana y bajábamos al parque de primaria y yo me sentaba a llorar. Y ella... solamente me acompañaba, ella intentaba hablarme y yo no la dejaba.

Ella con mis dos amigas de noveno me dieron unos de los mejores cumpleaños.

De alguna manera fui importante para ellas cuando en realidad a mí en aquel entonces solo me importaba aquella capitana de baloncesto.

Me cansé de la monotonía, llegar al colegio temprano y bajar al parque para llorar por horas.

Esta vez mi tristeza no generaba hambre en mi, fue tanto así que llegue a botar la comida a la basura. Comía muy poco.

Como lo mencione, éramos un grupo de cuatro, dos de mis amigas se la pasaban de vez en cuando conmigo para contarme que decía la capitana al respecto, mi dolor fue creciendo cuando me enteré que estaba con otra niña de arriba abajo, la cual le dijo que yo era una dramática y que debería dejarme de escribir. No sólo el dolor, si no los celos me carcomian...

Deje de ir unos días al colegio, volví para la entrega de honores que hacen todos los años, gane una por compañerismo. Y allí estaba ella, le hable pero no me puso mucho cuidado. Tenía una silla al lado mío para ella, pero decidió hacerse al lado de una de nuestro "grupo" de amigas. No me habló, solo me saludó.

No lo soporte y a penas se acabó el evento salí corriendo para mí casa.

Llore como nunca.
En verdad dolía.
Le escribía cartas pidiendo perdón por haber sido una tonta y una celosa.
Le pedía perdón por los malos ratos.
Pero aquellas cartas, nunca fueron enviadas.
Termine guardandolas para entregárselas al final de nuestro último año escolar, como la cobarde que soy.
No dormía bien y como siempre mi fiel amigo, el celular y los audífonos.

Desde sexto grado le gane un gran amor a la fotografía, fue tanto así que mi regalo de 15 años, fue una cámara, a pesar de necesitar un celular nuevo o un computador, opte por la cámara, la fotografía me hacía sentir feliz...

Algo que había olvidado meses atrás, para llamar la atención decidí tomar fotografías y subirlas a mi instagram, con la esperanza de que ella ( quien le daba like a todas mis publicaciones ) le diera un like.
Me termino dando like mi amor no correspondido de la infancia y de la preadolescencia, no ella.

Perdí las esperanzas, le escribí un minuto después de las 12am el día de navidad y le recordé de nuestra salida, a la cual respondió con que aún no tenía tiempo.

Si te hubieras dado cuenta el daño tan grande, el golpe tan grande que generaste en mi vida. Desde aquel 16 de noviembre todo se fue en picada, ya no hay subidas, solo bajadas. Fuiste la gota que derramó el vaso.

Se que tengo la culpa por no controlar lo que sale de mi boca. Pero ese autocontrol lo perdí hace mucho.

Ya no tengo el control de mi vida.

Esto debió significar el final pero... Dos cosas llegaron a mí en el momento más indicado de mi vida, las que aún me mantienen con vida.

El amor y la esperanza...

Pero el hecho de aún no acabar con mi miserable vida, no significa que está sea una maravilla, este es el peor infierno.
Un infierno que yo sola cree.
Soy un avión a punto de caer al abismo.
Esto a penas empieza, pero no tengo dudas de que acabará muy pronto...

FenecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora