Epílogo

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Una pequeña mansión del mundo mágico estaba llena de movimiento esa mañana, un carruaje esperaba en frente de la bonita residencia de grandes jardines, era la residencia Potter- Malfoy, se habían tenido que cambiar de su casita debido a que el espacio no era suficiente para sus cuatro hijos, si, cuatro, cuatro años después de Victoria nació Sirius Hyperion, diez meses después Draco había quedado embarazado de nuevo, pero su vientre no había estado del todo recuperado y con tres meses de gestación había sufrido un aborto espontáneo, causa de dolor y llanto para toda la familia, pero poco a poco habían salido adelante, con los tratamientos más avanzados, pero sobre todo amor y apoyo, Draco había vuelto a embarazarse año y medio después de la perdida... ¡con mellizos!, Scorpius y Severus habían sido el evento del año, ya que nunca en ambas familias se habían tenido antecedentes de semejante milagro, Harry más bien lo tomó como una compensación del destino, que varias le debía.

Sus hijos habían crecido y ese día los últimos dos irían por primera vez a Hogwarts, Harry había enmarcado su primer carta de Hogwarts hacía varios años y la tenía celosamente guardada, la miraba en ese momento, con una sonrisa enorme, cuando la paz de sus cavilaciones se vio interrumpida por una explosión y en esa casa solo podía ver un responsable, o más bien dos.

-¡Severus! ¡Scorpius!- caminó decidido a la sala, donde los mellizos sonreían enseñando todos los dientes, detrás de ellos, donde escondían sus manos salía un humo morado que olía a sachet y huevos podridos- ¿Qué es eso?- mencionó asqueado

-no sé de qué hablas papá- dijo Scorpius

-nada de nada- dijo Severus con seriedad, aunque apenas podía aguantar la risa

-¿dónde está Ópalo?- se escuchó desde las escaleras, donde una rubia jovencita bajaba corriendo, un lastimero "miau" se escuchó detrás de los niños y grito de horror al ver salir a su anciana gata Angora, con su pelaje blanco ahora de un morado que cambiaba de tonalidades- ¡mi bebéeee!- dijo dramáticamente, abrazando a la gata que les dedicó una mirada asesina a los otros dos- ¡son unos...!

Harry suspiró, los gemelos habían crecido con los relatos de los merodeadores y George no se cansaba de comentarles lo que él y Fred hacían en Hogwarts, así que sus hijos, al parecer se habían propuesto sobrepasar semejantes hazañas, alcanzó a tomarlos del cuello de las camisas cuando pasaban corriendo a su lado

-pídanle disculpas a su hermana y a Ópalo- ordeno, dejando claro que no los dejaría salirse con la suya

-discúlpanos Victoria- dijo Scorpius con su mejor sonrisa

-no volverá a pasar- contestó Severus con algo más de seriedad

-mmmh, no, eso no me convence, se van a tener que tomar la poción con la que le hicieron esto- dijo abrazando a la molesta minina

-¿quéeee? Nooooo- exclamó Scorpius, pero Severus, siempre dispuesto a negociar y ganar replicó

-no creo que sea apropiado llegar con cabello color uva al colegio, eso sin duda daría una mala imagen de la familia- dijo con toda la diplomacia que sus once años le permitían

-ah, ahora si te interesa la reputación de la familia- bajando las escaleras venía Draco Potter-Malfoy, con ese porte que sólo él podía tener, tenía el cabello largo, no tanto como el de su padre, además de que unos mechones en su frente le daban un aire de mayor libertad y más relajado que el de su padre- princesa- le dijo a su adorada hija- ve a prepararte por favor, yo le quitare el efecto a Ópalo- la chica obedeció, fulminando a sus hermanos con sus orbes esmeralda-y ustedes dos- Draco les dirigió una mirada a sus hijos que les hizo pasar saliva, pero siempre lograba encender a Harry- de regreso en navidad van a compensarle, cepillaran dos veces al día a Ópalo y harán las tareas de limpieza de su hermana

Mi chico va a ser mamá 2.0Where stories live. Discover now