La tragedia anunciada

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En la residencia Potter-Malfoy se llevaba a cabo una persecución, una que debía terminar pronto, porque uno de los participantes tenía seis meses de embarazo y el otro apenas había aprendido a caminar y ahora corría.

-¡Ted! – Draco alcanzó al pequeño, que rio divertido por hacer correr a su "nino"- ¡por Merlin! Ven acá- dijo jalándolo al sofá, donde le puso los zapatos y le acomodó el saquito color arena, el niño parecía particularmente divertido de meter al rubio embarazado en problemas, una vez el pequeño estuvo arreglado se escucho un chasquido en la chimenea, Harry entró con una sonrisa

-¿listos?- dijo mientras cargaba a Ted que se había lanzado a abrazarlo

-si, solo faltas tú amor- dijo Draco sonriendo y acariciando su vientre, sintiendo cómo la bebé se movía por la carrera de hace un momento

-¿estas bien?- pregunto por ver al rubio aún un poco agitado

-pregúntale a Ted- dijo mirando al niño que se rio al saberse aludido

-oh, no seas así Ted, Draco no debe correr- le dijo el moreno, mientras subía con él las escaleras, porque no era la primera vez que el niño hacia correr al Slytherin, Draco sonrió y se acomodó mejor en el sillón, acariciando su pancita y así lo encontraron Ted y Harry cuando bajaron, Harry sonrió y acarició también el vientre abultado- hola princesa- dijo, sintiendo cómo se movía, como lo hacía siempre que le hablaba-¿estás listo amor?- preguntó el moreno a su esposo, que asintió

-vamos, ya deben estar esperándonos- dijo al levantarse con su ayuda

-claro, somos los padrinos- dijo Harry tomando la mano de Ted.

Ese día era la boda de Hermione y Ron, primero debían ir a la iglesia, Draco usaría un glamour ya que la mayoría del personal de la iglesia eran muggles, aunque el hechizo suponía usar su magia y no era algo agradable, ya que últimamente se sentía muy cansado, aunado a eso, Ted llevaba con ellos una semana desde que Lucius y Narcissa se habían ido de viaje, llevándose con ellos a Andromeda, ya que "Cissa", creía que su hermana necesitaba distraerse, por lo que el pequeño paso a vivir con ellos ese tiempo, algo que hacía feliz a Harry, Draco disfrutaba también, porque era como practicar a ser papás y aunque esperaba que su hija no fuera tan inquieta, los momentos alegres valían la pena.

Al llegar entraron por una puerta trasera, ya ahí encontraron a los padres de la novia, que platicaban con sus consuegros, Arthur Weasley no dejaba de preguntar sobre costumbres muggles, mientras su esposa solo negaba con la cabeza y pedía disculpas, los chicos saludaron cortésmente, Draco sonrió, si hace años alguien le hubiera dicho que sería padrino de Weasel y la sangre sucia hubiera reído de buena gana, pero todo había cambiado mucho, dio un saltito y volteó hacia atrás.

-¿pasa algo Draco?- Harry se acercó a verlo

- no, no, solo sentí que alguien estaba detrás de mí, fue mi imaginación- dijo con una sonrisa suave, aunque la sensación había sido bastante desagradable, ya que era como si alguien lo mirara con odio o desprecio, pasaron al atrio, donde un poco después llegó Ron, que llevaba un traje negro, bastante simple, hacía poco se había recortado el cabello y se veía mucho más alto de lo que ya era

-qué bueno es verlos, Harry ¿traerás un poco de Felix Felicis?- dijo angustiado

-calma, amigo, todo saldrá bien- comentó Harry

-¿y si no viene?- dijo mirando hacia la puerta

-Vamos Weasel, si hubiera querido ya hubiera huido de ti hace meses- dijo Draco con cierto fastidio, porque el chico siempre hacia esa pregunta en los ensayos

Mi chico va a ser mamá 2.0Where stories live. Discover now