CUATRO

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¿Novio? Jackson también estaba sorprendido. Habían estado creando teorías acerca de lo lindas que eran las chicas con las que Jinyoung había salido, pero de la nada, descubrieron que no eran sólo chicas, ahora podrían ser chicos también.

-¿Qué más te dijo?

-No mucho, la siguiente sesión empezó después de eso.

-Bueno...es posible que estemos sorprendidos, pero no debería ser tan extraño...también somos una pareja de hombres...

Jaebeom estaba frunciendo el ceño, sentado en el comedor, todavía preguntándose cómo luciría el ex novio de su asistente, cuando escuchó las palabras de Jackson. Relajó sus tensos músculos y miró directo al rostro de su novio. Sin intentar poner en palabras lo que sentía, alcanzó la mejilla de Jackson para acariciarla, lenta y tibiamente. Se mantuvieron mirándose, perdidos en un mundo paralelo, uno de ellos pensando en los prejuicios de la sociedad y el otro en lo mejor que sería el mundo si fueran capaces de hablar en voz alta sus planes para el futuro, con un labrador y un gato siamés.

Una vez en el pasado habían sido separados por los malentendidos de sus propias familias, y tuvieron que esperar casi siete años hasta que el destino se rindiera y los encontrara en una ciudad gris. Incluso sabiendo que historias como las suyas existen, no podían dejar de lado la empatía, y quizá también el enojo, al escuchar la historia de alguien como ellos.

-¿Crees que era lindo?

-¿El novio de Jinyoung? Bueno...parece alguien con buen gusto, al menos con las mujeres...

-¿Por qué crees que no peleó por él?

-No lo sé, no todos son como nosotros...Quiero decir, nosotros tampoco peleamos mucho...

-Pero al menos yo intenté meterme en tu habitación dos veces.

Los platos vacíos descansando en la mesa, los vasos a medio llenar, las tenues luces y un extraño murmullo, hacían de la escena una película tranquila, con todos los calmados pero intensos sentimientos y momentos de la vida cotidiana mezclados. Era verdad, Jaebeom pensaba que era algo exagerado que Jackson se quedara a dormir en su casa casi todos los días, pero en noches como aquellas, llegaba a la conclusión de que valía la pena intentarlo, preguntarle si quería que vivieran juntos. ¿Qué ganaría con eso? Ver a Jackson quedarse dormido en su pecho, sonriendo ante la vista de su desnudo torso descubierto en medio de un desordenado sueño, sentir su aroma antes de abrir los ojos, escuchar a la ciudad despertarse al mismo tiempo que ellos. Había vivido mañanas como esas antes, pero hacerlo todos los días parecía como algo más apremiante.

-Yo también pensé en meterme en tu habitación pero mi plan se complicaba porque vivías en el primer piso.

La persona frente a él sonrió tímidamente, buscando más detalles en los ojos de Jaebeom. La historia no era larga, pero el fotógrafo se tomó su tiempo para explicar cómo tenía tantas ganas de ver a Jackson que estaba dispuesto a escaparse de su habitación y correr hacia la casa de los Wang, trepar las paredes y entrar a su habitación por la ventana para tomarlo en brazos y besarlo.

-Nunca iniciabas los besos.

-Lo hacía si quería.

Jackson chasqueó la lengua. Ambos sonrieron complacientes por el recuerdo, como cada vez que decidían revivir aquellos años de adolescencia.

Las horas de la noche se abalanzaron sobre ellos y el cansancio del día los alcanzaba, así que antes que alguno se quedara dormido sobre la madera de la mesa, Jackson tomó los platos y se dirigió hacia la cocina. Jaebeom lo siguió para ayudar.

-¿Te gustan los gatos?

Jaebeom sabía que a Jackson le gustaban los perros porque había visto los tres que su madre criaba en el enorme patio de su casa de descanso, pero nunca había visto al más pequeño de la familia Wang acariciando a un gato o mencionando a esos animales. Sí, la idea de criar un perro y un gato juntos lo había obsesionado y sentía que necesitaba la confirmación antes de pensar si estaba apresurando las cosas o no.

-Sí. Nunca tuve uno porque mi mamá es alérgica, pero me gustan.

Entonces ¿qué iba a hacer? ¿Estaba muy loco si le preguntaba esa misma noche, lavando los platos, o debía prepara algo especial? ¿Cómo lo prefería Jackson?

-¿Por qué? ¿Quieres tener un gato? ¿No es este lugar algo pequeño? ¿Tuviste gatos antes?

Las preguntas lo acorralaban pero él sólo podía pensar si llevar a Jackson a cenar o regalarle una copia de las llaves de su casa, eran buenas ideas.

-Jaebeommie...

-¿Sí?

Trató de parecer concentrado en la conversación pero para el otro era demasiado obvio que no estaba prestando atención. Desde que regresó del trabajo ese día, había estado demasiado dentro de él, perdido en su mente. Se preguntaba si había algo más que las pequeñas historias que le contaba sobre su compañero de trabajo, si había algo molestándolo que Jackson desconocía.

-Me gustaría que tuviéramos un gato, un siamés. Pero si podemos adoptarlo, mejor.

-¿"Tuviéramos"?

De la nada, sus posturas se modificaron, mientras la espuma en las manos de Jackson desaparecía. Jaebeom soltó el vaso que sostenía y lo dejó sobre la mesada de la cocina, cambiando su expresión, buscando por las palabras exactas.

-Yo...hoy Jinyoung y yo estuvimos...nosotros hablamos sobre...

Mientras intentaba formular la frase, su teléfono sonó en la mesa del comedor, así que tuvo que detenerse para atender la llamada.

-Oh, hola. Sí. No, no te preocupes.

La voz de Jaebeom sonaba suave, tímida. Generalmente usaba un tono lleno de confianza para cubrir sus miedos e incomodidad, pero sólo con Jackson dejaba que todo eso se esfumara y su verdadero yo se mostrara. Ahora, parecía que había alguien más a quién le permitía escucharlo así.

-...ah... ¿en serio? No puedo imaginármelo, pero si me mandas una foto puedo decirte si vale la pena. Sí, sólo envíala. Voy a estar esperando. Está bien, nos vemos.

Suspiró justo después de cortar y caminó de regreso a la cocina. Jackson todavía esperaba escuchar lo que tenía para decir unos minutos atrás, pero intentaba que no pareciera que así fuera, por lo que sus manos continuaban lavando los platos. Jaebeom llegó a su lado posicionándose lentamente detrás, sosteniendo la cintura de Jackson, acariciando la piel por sobre las telas. Su rostro se acercó y su respiración se volvió pesada, haciendo que el otro anticipara cada movimiento. Pero antes que pudiera abrir la boca, su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón, despegándose de la espalda de Jackson inmediatamente. Con una postura relajada, se apoyó sobre la mesada y se concentró en la pantalla del aparato, olvidándose del estado de peligro en el que había puesto a su novio segundos antes.

Antes de que se fueran a la cama, Jaebeom sintió una mano acercándose a su rostro en el vestidor. Miró hacia abajo y encontró algunas pastillas amontonadas en la palma de Jackson. Dirigió la mirada hacia su rostro y recibió la tibia sonrisa.

-Estabas tan concentrado en el teléfono que te olvidaste de tomarlas después de la cena.

-Lo siento, estaba hablando con Jinyoung. Fue a un mercado de pulgas y encontró una cámara. Quería que le dijera si valía la pena comprarla.

Mientras conversaban, ambos se prepararon para dormir.

-¿La compró?

-Sí, es bastante única, así que también estoy emocionado por verla.

Jaebeom no solía ponerse contento fácilmente como su novio lo hacía, pero cuando fuera que sucediera, era mágico. Jackson no podía dejar de mirar sus ojos, brillantes, mientras sonreía ampliamente, esperando que la emoción nunca dejara su cuerpo. Hablar sobre cámaras era algo en lo que no podía contribuir demasiado porque no tenía mucha información, más allá de aquella cámara compacta que encontró entre las cosas de su mamá. Pensó que era algo bueno que Jaebeom intentara acercarse a Jinyoung a través de la fotografía. Además de algunas personas en su trabajo y sus padres, el fotógrafo no tenía muchos amigos y como un deseo de antaño, Jackson quería que tuviera muchos, que salieran en grupos y pasaran sus noches libres en alguna sala de karaoke. Quizá este era el primer paso.

La primera vez [Jackbeom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora