La noche llego por fin, trayendo calma y una oleada de un disimulado frió que ponía aún más feliz a la tranquila, pero radiante, luna. Solo que esta vez no estaba tan tranquila, se encontraba ansiosa y es que después de ver la emoción creciente del sol al ver a sus hijos quiso experimentarlo también.
La luna también quería ver a sus hijos correr protegidos por su manto de luz.
Era la noche más iluminada y fresca del verano en que la luna decidió darle vida a dos de sus pequeñas ventiscas nocturnas.
Al primero de ellos decidió llamarlo Yoongi.
Su piel pálida y cremosa resplandecía como el brillo de la luna en una noche estrellada; sus ojos pequeños y rasgados, cargaban una mirada soñadora e impasible, completamente llena de pasión enigmática; sus cachetes inflados, siendo la adoración de la Diosa de la noche; su boca delgada y fina formando un mohín involuntario repleto de incertidumbre; sus manos delgadas y huesudas, cubierta por dedos largos de artista; sus piernas flacuchas, pero con la fuerza suficiente para ordenarles dar una vuelta por el lugar; y por último, su cabello tan oscuro como el carbón, tapando sus pequeños ojos al caer de manera desordenada sobre su frente.
Era el hijo atesorado de la Diosa luna, tan cargado de misterio y pasión nocturna, que no fue difícil hacerlo un hombre.
Yoongi fue premiado con el don de admirar y amar.
Por lo que fue fácil para él admirar y sorprenderse con el panorama a su alrededor.
Y en justo en ese momento la Diosa decidió mandarle algo de compañía.
El momento de brillar del segundo hijo atesorado de la luna había llegado.
El cabello igual de negro tapando la punta de sus orejas y gran parte de su frente, pero sin alcanzar a encontrarse con sus ojos; sus ojos igual de pequeños, estaba vez formando una delgada linea, eran un misterio indescifrable; sus pómulos marcados con la delicadeza de su madre; sus labios levemente más abultados y rosados cual dulce, formaban una delgada linea de firmeza; sus piernas tonificadas siendo perfectas para largos recorridos; su piel más dorada que la de su hermano siendo un recordatorio para su madre de la arena que descansaba en la orilla del ancho mar.
Tan atesorado por la luna fue el segundo hijo que no dudo en brindarle el don de amar y atesorar.
Ambos hijos de la luna, sacados de una ventisca fueron heredados con los dones tan preciados de su madre; amar, admirar y atesorar.
Por esa razón no pudieron evitar maravillarse con cada pequeño detalle que reinaba en aquel prado, cada pequeño detalle siendo realzado por sus ojos iluminados.
Juntos vieron los ojos pequeños y brillosos de los animales nocturnos esperando el momento para atacar, las hojas en movimiento de los arboles, el brillo de las estrellas que acompañaban a su madre; escucharon el ulular de los búhos, el pasar el viento entre las hojas el silencio de la noche. Todos esos pequeños detalles fueron captados por sus ojos negros.
Se sentían maravillados y a su vez, completamente, agradecidos.
Habían recorrido ese lugar un millón de veces, pero nunca se compararía a lo que estaban viviendo en esa fría noche de verano.
No querían despedirse de esa sensación tan gratificante que crecía en su cuerpo, por lo que se quejaron cuando su madre intento llevarlos de vuelta con ella.
Ambos hermanos alzaron su voz para impedir ser llevados de vuelta, pero su adorada madre gano una vez más, logrando así poder llevárselos justo a tiempo para la salida del sol y de sus hijos, prometiendo traerlos de vuelta una vez más.
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sun and moon | sope + 2jae
FanfictionUnos pocos días al año la luna y el sol podrían verse en el cielo, el tiempo no era particularmente largo, pero era suficiente para los chiquillos del cielo. ↳Mini historia ↳Fantasia - Fluff ↳sope + 2jae ↳historia escrita para @048RUN ...