sun and moon | sope + 2jae

escena; luna de día

El sol y la luna se encontraban satisfechos con sus creaciones, pero aun así no permitían que se acercaran entre ellos, era algo que no estaba en cuestión. Los hijos del sol felizmente danzaban de día y los hijos de la noche satisfactoriamente observaban de noche y sus padres no tenían pensado cambiar eso. Por esa misma razón los llevaban consigo cuando desaparecían del cielo.

Los hijos del sol no ponían resistencia, porque de alguna manera tenían claro que regresarían cada día al salir el sol, y el simple hecho de saber que estuvieron en un lugar como el prado los hacia sentir satisfechos, a diferencia de los hijos de la noche, que sin pensarlo dos veces ponían resistencia cada vez que la noche estaba pronto a terminar, y no es que no se sintieran satisfechos, solo que querían disfrutar aun más del poco tiempo que se les era concedido.

Eran diferentes los unos de los otros y esa era la razón por la que sus padres preferían mantenerlos alejados.

En donde había luz no podía existir la oscuridad y en donde reinaba la oscuridad nunca aparecería la luz.

No estaban hechos para juntarse.

No había ningún momento en el que la luna y el sol estuvieran juntos en el cielo, y por esa razón no había ningún momento en que aquellos chicos pudieran verse.

Solo aquel día.

La luna se encontraba en una ardua discusión con sus hijos, quienes una vez más no querían partir tan pronto. La Diosa estaba cansada de llevárselos a la fuerza, por lo que les permitió unas horas más antes de que el sol llegara junto a sus rayitos, pero el amor de madre la hizo distraerse por completo.

Cuando se dio cuenta del tiempo y la cantidad de luz que había en el cielo ya era tarde, el sol había llegado, y fue fácil notarlo al ver a los dos rayitos revolotear por el lugar sin percatarse de que los hijos de la noche aún seguían en el prado.