Parte 2

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Mónica, regreso con varios estuches a los cuales Auron no presto atención, estaba concentrado retirando la sangre seca que se encontraba en el cuerpo del chico. Mónica observaba a su “esposo” lucía tan afligido, tan dolido.

Sacudió la cabeza rápidamente, tenía una prioridad que atender. Empezó a tratar las heridas del castaño, las exteriores se curarían con el tiempo y algún ungüento. Pero las heridas internas eran horrorosas. Le quería decir a Auron que saliera de la habitación, pero al verlo tan preocupado no tuvo el valor de hacerlo.

Pasaron algunos incómodos minutos, y Auron no resistió más. “Monica, ¿como se encuentra?”

Mónica permaneció en silencio por bastante tiempo. “¡Mónica, por favor! ¡Responde!”

“Es complicado Auron, su zona íntima se encuentra muy comprometida, el tejido ha sido desgarrado, y sin mencionar que puede llegar a infectarse, necesitamos tener el área limpia, y la zona es… muy complicada… Esto va a ser difícil cuando recobre la conciencia Auron…”

Auron frunció el seño, “¡Que hijo de puta!”  en sus manos, que ahora estaban cerradas en puños, comenzaban a revelarse las venas de la fuerza con la que ejercía el movimiento. Se sentía tan impotente, es verdad que tenía cerca de un mes que no veía al castaño, pero siempre le llegaba información de su procedencia.

Lolito le había dicho que lo había visto a las afueras del pueblo un día. Otro día le dijo que le había roto los cristales de la oficina. Y otro dijo que había explotado el granero.

Había trabajado con Lolito tanto tiempo, y parecía haberse recuperado de su fantasma del pasado que no dudo de él en ningún momento. Que ingenuo había sido. Y para colmo, ¡era él el psicólogo! ¡Como no se lo planteo antes!

“Auron, ¿Quien le hizo esto a Luzu?” Mónica sospechaba que Auron sabía quién era el autor de tal atrocidad. No llevaba mucho conviviendo con Auron, pero sus facciones lo delataban con facilidad si ponías la atención necesaria.

“…”

“Auron…”

“No se que debo de hacer con la información…”

“¿Cómo que no sabes que hacer? ¡Acaban de violar a Luzu, tenemos que denunciarlo Auron, y si fuiste testigo lograremos que ese malechor esté en la cárcel lo más pronto posible!"

Auron lo sabía, además de que también ejercía de juez, lo sabía, encerrarían a lolito, e incluso se atreve a pensar que podría llegar a betar de Karmaland. Eso era lo malo de hacerse amigo de sus pacientes. Los sentimientos de amistad interferían con su razonamiento lógico…

Se sentía entre la espada y la pared.

Monica… ¿Qué debemos de hacer con Luzu…?”

Mónica lo miro de forma inquisitoria por cambiar el tema, pero si tenía parte de razón, Luzu era lo más importante en este momento. “No podemos llevarlo a su casa…”

“Lo llevaré a la habitación de Brett, es más cómoda…” Dijo Auron cargando a Luzu en brazos.

“¡Se cuidadoso Auron!” Mónica salió por los ungüentos y un par de fármacos para el dolor para cuando el castaño despertase. Entro a la “habitación” de Auron y cogió algo de ropa que sabía, necesitaría más adelante.

Ya en la planta superior, Auron coloco al castaño en la cama de forma muy suave. ¿Cuánto tendría que haber pasado ese pobre chico para caer inconsciente por el dolor? ¿Para haber soltado lágrimas…? No podía imaginarlo, nunca lo había visto llorar en lo que llevaba de conocerlo.

“Auron… Auron… ¡Auron!” Grito Mónica “¡Joder Auron ayúdame con esto!”

Después de unos segundos Auron despertó de su letargo y se acercó a Mónica. Le ayudo con el equipaje que se cargaba y vio su ropa entre todo ello. Volteó en incógnita hacia su “prometida” a por una explicación.

“No me veas así, el pobre chico no puede estar así todo el tiempo” Auron le dio la razón a Mónica y llevo una silla a un costado de la cama. “¿Te quedarás aquí toda la noche?” Pregunto mientras aplicaba el ungüento en los hematomas del chico, y vendaba los brazos del mismo.

“No voy a poder dormir de todas maneras, lo vigilaré mientras despierta…”

“De acuerdo, mira, se tiene que tomar esto cuando despierte, es para controlar el dolor y esta solución también le ayudará a curarse más rápido, ¿Entendido?” le dice mientras le entrega los frascos de pócimas y se dirige hacia las escaleras.

“Gracias Mónica” ella le dedica una última mirada conciliadora, y sale de la habitación. Será un gilipollas a veces, pero realmente se preocupa por las personas a su alrededor, piensa Mónica de camino a su recamara.

Ya solo en la recámara, solo hay una cosa que le ronda en la cabeza, no entiende como una pequeña decisión conllevó a este final. Perdoname luzu, nunca imaginé que votar por Lolito terminaría tan mal, yo… yo realmente pensé que era por tu bien mi niño. No sabes cuánto me arrepiento” Dice con su mano entre las suyas, inclinado sobre la cama y rosando su frente con la mano del contrario. “Lo lamento Luzu…”

Entonces... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora