Parte 6

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Mientras tanto con Auron.

Ya había llegado a su sala de cofres y buscaba que prepararle al castaño, se recriminaba mentalmente por no preguntarle qué le gustaría…

“¿Realmente vas a dejar las cosas así? No te creo que seas tan estúpido…”

“Calma Mónica, que es comprensible su reacción, después de todo lo que ha pasado…”

“Pero Auron… casi TE MATA…”

“Es difícil Mónica, no creo que lo comprendas…”

“Pero claro que lo comprendo, ¡Realmente me consideras así de ingenua! Yo sé… yo sé que estás enamorado de él…” Mónica comenzó a bajar el tono de su voz conforme avanzaba su discurso. “Pero no quiero creer que serías capaz de morir solo por qué tú amorcito suponga mal los hechos…” a este punto Mónica no logro retener las lágrimas. “Eres un estúpido…”

Auron al percatarse de la situación en la que se encontraba su “prometida” se acercó a ella y la abrazo con ternura. “¿Desde hace cuanto sabes de mis sentimientos, Mónica?”

“Desde el principio, eres un estúpido si crees que lo estabas ocultando…” Está vez Mónica no alejo a su amor de ella, lo sabía, este podría ser el último abrazo que recibiera de su parte. “Te odio tanto…”

“No se que hacer, nunca eh sido bueno en los temas amorosos…”

“Ya me eh dado cuenta…” como siempre el tono sarcástico no podría faltar en la boca de Mónica, tenía que intentar protegerse de alguna manera, aunque le resultará muy difícil en esta situación.

“Mónica, yo… realmente lo intente, intenté que me gustarás, pero…”

“Pero tu corazón ya lo tenía alguien más, no necesitas dar explicaciones, ya lo sé…”

“¿Y que debo hacer Mónica? necesito de tu ayuda, eres alguien importante para mí, se que suena egoísta, pero no quiero perderte…”

“Eres un cerdo asqueroso…” Todo este tiempo habían permanecido abrazados, pero Mónica se vio en la necesidad de apartarse, se limpio el rezago de lágrimas que quedaban en su rostro y respiro profundamente. “Eres un inútil sin remedio…” Lo dijo más en broma pero con su típico acento de siempre. Ella lo sabía, desde un principio lo sabía, y sabía que el momento de decidir había llegado. El separarse completamente de él o… “Muy bien cerdo asqueroso, me resignarse a ser solo tu amiga, porque se nota a leguas que ese castaño te trae más bobo de lo que ya eres normalmente. Pero eso sí, en el divorcio quiero la mitad de tus posesiones. Y di que estoy siendo generosa contigo…” Ella lo sabía, las posesiones daban igual en el lugar en el que se encontraban, pero quería intentar defender un poco su autoestima…

Auron al escuchar las palabras bruscas de Mónica corrió a abrazarla nuevamente, se encontraba feliz de que la chica no se fuera de su lado, sabía lo duro que la estaba pasando, el mismo había sentido el peso del rechazo en carne propia. “¡Puedes tener mi casa entera Mónica! Y todas mis pertenencias, eh incluso te podría dar a mis animales, (menos a Frederick claro está), yo sé que esto es muy difícil para ti, pero me alegra tanto que me des una oportunidad más. Siempre estaré para ti, mi niña, para cualquier cosa que me necesites.”

El apodo había hecho estragos en el interior de Mónica, pero tendría que controlarlo de ahora en adelante. “Si, si, si… ahora aparta cerdo que necesito ir a por mis herramientas”

Auron se separó de ella y observo como se dirigía a su habitación, el se devolvió a la tarea de buscarle alimento al castaño del piso superior.

“¡Te has dado cuenta, ¿Verdad cerdo?!” Gritaba desde la otra habitación, y Auron sabía perfectamente a lo que se refería, su niño había padecido de una segunda amnesia, dejo la comida en el horno y se dirigió a con Mónica.

“Si… ¿A qué crees que se deba?” No quería admitirlo, pero ya sabía la respuesta a esa pregunta.

“¡No hagas el idiota en estos momentos…!” Mónica también lo sabía, y le molestaba que siempre tratara de evadir las cosas…

“…”Auron suspiro. “¿No puedo engañarte nunca, verdad?”

“Por supuesto que no cerdo.”

“Te espero en la habitación Mónica, voy a dejarle su desayuno a Luzu” Resignado suspiro. Y se llevó una nueva charola con él. Avanzaba a paso lento, le daba miedo el admitir aquello que pensaba era cierto. Pero también sabía que el enfrentarlo era inminente. Y en su ser ya solo quedaba resignación, puede que fuera duro el proceso, pero estaba dispuesto a realizarlo si de esa forma podrían ayudar a su niño. Con energías renovadas se adentro a la habitación del chico. “Hola… Luzu…”

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