Capítulo 2

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Chaeyoung se definía a sí misma como una chica rara, solitaria y llena de problemas. Lo sabía porque, mientras los demás en la sala de diálisis veían televisión, hablaban, leían un libro o se perdían en alguna red social, ella terminaba el crucigrama que había estado haciendo antes de que la chica de la ventana la interrumpiera.

Chaeyoung tenía una rutina simple y le gustaba seguirla al pie de la letra.

Se levantaba a las cinco, siempre sorprendida de que su corazón rechazado hubiese sobrevivido una noche más. Tomaba sus medicinas para intentar que su estúpido cuerpo dejara de atacar al órgano que la mantenía con vida, comía un desayuno logero, hacía un crucigrama y luego volvía a dormir, hasta que su madre la despertaba para almorzar. Luego de esto, subía a su habitación y miraba a través de la ventana a la chica que lloraba, queriendo consolarla, pero su asperger no se lo permitía. Luego de mirar suficiente tiempo, su madre iba a buscarla a su habitación e iban a sus citas diarias. Cuando no era la diálisis era el psicólogo, cuando no era el psicólogo era el cardiólogo, cuando no era el cardiólogo eran las clases de piano con la señora Yoo, a las cuales asistía junto con Jihyo, su única amiga.

Lo único que le gustaba de todas sus actividades era ésta última: La música.

Tiempo atrás el psicólogo les había dicho a sus padres que ella estaba deprimida. Primero intentaron con grupos de apoyo, pero sólo la deprimieron más. Luego intentaron con otras cosas, pero no funcionaron. Las clases de piano eran las únicas que parecían hacerle sentir un poquito no tan deprimida. Finalmente llegaba a casa y, luego de cenar, recibir su dósis diaria de insulina y tomar más medicinas -entre ellas una pastilla para dormir- Chaeyoung se quedaba profundamente dormida hasta el día siguiente. A veces, cuando Chaeyoung no podía dormir, ni con ayuda de las medicinas, pintaba durante la noche, pero esto se salía de su rutina, lo cual la hacía abandonarlo casi de inmediato.

Pero ese día, por primera vez, Chaeyoung no se sintió mal al dejar su rutina.

Se suponía que Chaeyoung debía ver a la chica, no hablar con ella- "En realidad, nos hemos escrito" Se interrumpió-, pero cuando lo hizo, se sintió tan bien, que podría haberse salido de su rutina durante todo el día todos los días.

Esto jamás había sucedido con la señora Yako, su antigua vecina. La anciana señora sólo la saludaba de vez en cuando, pero jamás hablaban. Y eso estába bien

XX: ¡Buenas tardes, Son!- La saludó una voz que conocía bastante bien.

Chaeyoung: Park Jihyo, acabas de interrumpir mi crucigrama.

Jihyo: Lo siento, sólo quería hacerte compañía. Puedo irme si lo deseas.

Chaeyoung sacudió la cabeza casi de inmediato. Le encantaban los crucigramas, pero su madre sobreprotectora sólo le permitía ver a Jihyo durante las diálisis y cuando asistían a clases de piano, en estas últimas era casi imposible hablar, pues la profesora Yoo era muy estricta.

Chaeyoung: Quédate... Por favor. - Dijo en un susurro audible sólo para la mayor.

Jihyo: Sabía que me necesitarías, Son.

Chaeyoung sonrió y luego hizo espacio para que Jihyo se sentara a su lado. En cuanto lo hizo, ambas se quedaron en silencio, escuchando el sonido de la máquina de diálisis. Entonces, Chaeyoung rodeó a Jihyo por la cintura con su brazo libre y apoyó su cabeza en su hombro.

Era un abrazo.

Algo torpe, un poco incómodo por las posiciones en que se encontraban, pero lo era.

Jihyo respondió el abrazo casi de inmediato.

Eran pocas las veces que Chaeyoung daba un abrazo espontáneo. Su psicólogo decía que era a causa del Asperger, pero Jihyo creía que en realidad la personalidad de Chaeyoung era así. ¿Por qué echarle la culpa de todo a su padecimiento? ¿Por qué no puedes ser tu mismo a pesar de todo?

La Chica De La Ventana (Michaeng adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora