Misión: Escapar del Infierno del Perro Soltero

9: Tiempos Desesperados Requieren Medidas Desesperadas

—No tienes vergüenza, ¿verdad? —Xichen lo fulminó con la mirada. Jiang Cheng solo silbó inocentemente.

—Ya, ya, los dos. No sé qué pasó entre ustedes dos, pero estamos manteniendo una discusión seria aquí —Wen Qing los regañó, después de lo cual continuó explicando sobre el mantenimiento de la artillería. Estaban sentados en el pabellón de la oficina de Wen Qing en los cuartos de curación. Aparentemente, la rebelión secreta ya había alcanzado su última etapa y pronto iban a atacar abiertamente. Anteriormente Xichen estaba a cargo de distraer al Emperador, pero ahora el papel le fue otorgado a Jiang Cheng, ya que, después de todo, era la concubina de ese hombre.

Xichen desaprobó esto, pero la Señora Qin Su lo hizo callar. Cuando Wen Qing repasó los detalles de la misión, Wen Ning entró en la habitación para darle a su hermana un trozo de pergamino. La mujer leyó el contenido y le sonrió a Xichen cuando dijo, —Tu hermano ha regresado a salvo a Gusu. Wei Wuxian está con él.

Xichen suspiró aliviado. —Finalmente, después de dos años.

El resto de la discusión pasó con una conversación más redundante sobre el plan, pero Jiang Cheng estaba ocupado tratando de encontrar una manera de completar el protocolo de castigo. Wen Qing lo miró un par de veces.

Cuando terminó la reunión, esperó a que la Señora Qin Su y Wen Qing se fueran. Una vez que Wen Ning también desapareció, Jiang Cheng se abalanzó sobre Xichen, que estaba preparado para bloquearlo con un pergamino. Esta había sido su rutina desde el beso de ayer por la noche. El primero se había escabullido del palacio de las Flores al menos cinco veces para buscar al segundo y cada vez había regresado por un beso. Estaba muy orgulloso de esta hazaña.

Jiang Cheng apartó el libro de su rostro y plantó un beso de todos modos. Xichen siempre lucharía al principio pero finalmente cedería. Los besos nunca fueron más allá de un toque de labios porque a pesar de que "Jiang Cheng" no tenía dignidad, todavía quería dejar a su personaje un poco de cara. Sin mencionar que obligar a Xichen a dar un beso intenso sería bastante grosero.

Después de ese pequeño momento, Xichen salió del pabellón con una cara roja y Jiang Cheng se fue con una feliz. Wen Qing le dirigió una mirada de que sabía lo que estaba sucediendo, pero nunca expresó sus pensamientos en voz alta.

Cuando las dos concubinas regresaron al palacio de las Flores, se sorprendieron al encontrar a Wen Xu entrando al lugar con su séquito. La esposa de la Emperatriz también estaba con él, pero su rostro indicaba claramente que preferiría estar en otro lugar. La Señora Qin Su y Jiang Cheng se arrastraron rápidamente hacia la multitud y se pararon frente a la línea. Eran, después de todo, los más altos rangos entre la mayoría de las mujeres presentes.

Uno de los asistentes del Emperador sacó un pergamino de su túnica y anunció, —¡Escuchen, escuchen! Mañana se organizará un banquete en el palacio para celebrar el auspicioso primer aniversario del nacimiento del príncipe heredero Wen Qiang. Todas las concubinas deben estar presentes allí para observar. Que viva mucho, que reine mucho.

Todas las mujeres se inclinaron y repitieron la última frase. La primera y la segunda concubinas también siguieron su ejemplo. Wen Xu les hizo un gesto a los dos para que lo siguieran después de los saludos. Una vez que los tres estuvieron solos en el balcón al lado del salón principal, el Emperador habló. —Escuché que la Señora Qin Su ya ha llevado a la segunda concubina a los cuartos de curación dos veces en dos días. ¿Hay alguna razón para preocuparse? —el evidente desprecio en su voz indicaba claramente que esta pregunta se había formulado por sospecha y cortesía, no por una preocupación genuina.

Antes de que Jiang Cheng pudiera responder, la Señora Qin Su interrumpió. —No hay necesidad de preocuparse. Solo se sentía un poco cansado por el clima. No es nada extremo, alteza.