* Narrado *

1.6K 178 25
                                    

Nos volvimos más cercanos aún. Las cosas entre nosotros no eran muy diferentes, seguíamos siendo rivales y mejores amigos. Salíamos seguido y a veces nos visitabamos sin motivo alguno, sólo para pasar un rato escuchando música, bromeando o compitiendo para ver quién era mejor de los dos. La sensación en mi pecho cada vez se hacía más grande y la incomodidad en mi estómago era molesta pero al mismo tiempo placentera.

Un proyecto había sido asignado a nuestra mesa y cómo compañeros de banco, debíamos hacerlo juntos. Quedamos en mi casa para hacer la tarea sin la molesta presencia del anciano que disfrutaba sacarme de quicio... Aunque llegué a cogerle cierto cariño.

Naruko llegó y estubimos hablando un rato hasta que recordamos que debíamos hacer el proyecto. Sacó sus cuadernos y yo los míos, pero alguien se coló entre los cuadernos de la escuela sin que me diera cuenta, y lo encontró nada más y nada menos la persona que menos debía leerlo.

— Este diario íntimo pertenece a.... Esto no es un diario, es una libreta — Leyó dudosa y la miré con los ojos como platos. Por nada del mundo debe leerla. — ¿Tienes un diario íntimo? — Preguntó con burla y yo se lo quité de las manos con rapidez

— ¡No es un diario íntimo! — Hablé frustrado mientras ella se reía y mi ceño se fruncía más — Es una libreta, y anotó cosas en ella...

— Ajá... Cómo tus sentimientos — Dijo muy tranquila y con obviedad

— ¡Claro que no!

— Entonces no tendrás problema en que lea tus cosas sin importancia — Sonrió traviesamente y maldijé internamente no haber forrado el libro.

— ¡No te lo daré! — Me aferré a él como si mi vida dependiera de ello.

— ¡Oh, vamos! ¡Soy tu amiga — Se inclinó para quitarmelo y comenzamos a tirar de él — No hay cosas una libreta pueda saber más que YO! — Ambos caímos para tras mientras las hojas volaban por el aire... Estaba destrozado.

Me levanté rápidamente para recoger las hojas pero una cayó en la cara de Naruko, la sacó de su rostro y vió el dibujo que hice de ella junto a la anotación de abajo. Pude sentir mi cara calentarse en un segundo. La miré con el ceño fruncido mientras ella miraba atónita la hoja.

Quiero morir ahora.

Me estiré para quitarle la hoja de la mano pero ella me la alejó

— ¡¿Por qué me lo sacas?! ¡Está genial! — Me sonrió, aunque sus mejillas estaban rojas ¿Acaso no leyó lo que decía abajo? Todo mi orgullo se iba a ir al diablo. Mi cuerpo se tranquilizó y bajé la mirada calmado — Y... Siempre supe que era hermosa — Bromeó haciendo que mi cuerpo se tensione nuevamente, esa perdedora... Ahora se creerá la gran cosa.

— Maldigo a esa estúpida libreta... — Refunfuñé por lo bajo.

— ¡¿Puedo quedarmelo?! — Preguntó con una enorme sonrisa.

— Claro que no... ¡Dámelo! — Me levanté bruscamente a sacarle el dibujo de las manos pero me lo alejó, comencé a intentar agarrarlo mientras estaba de rodillas... Parecía divertirse. Comencé a perder el equilibrio y antes de darme cuenta ya estabamos en el suelo; yo encima de ella, ella sin parar de reír.

La observé enfadado, pero se me olvido cuando me di cuenta de la comprometedora situación. Analicé su rostro sonriente, sigue siendo tan inocente como siempre... Pero aquellos labios rojizos, los ojos cerrados por la risa y aquel aroma atrayente, sólo me invitaban a acercarme más.

De repente, paró de reir y me observó con aquellos hermosos ojos azules... Que bueno que jamás escribí todo lo que esta me provocaba en mi libro. Su vista recorrió mi rostro para luego tragar con dificultad mientras sus mejillas tomaban un ligero color rosado; lentamente sus ojos se cerraron y me acerqué lo suficiente para sentir su respiración mezclarse con la mía... Respira con dificultad, al igual que yo. Mientras más acortaba la distancia entre ambos, más sentía mi corazón acelerarse y mi cara sonrojarse. Mi estómago estaba más molestó de lo habitual, pero seguía siendo placentero.

Pegué mis labios con los suyos y pude sentir un ligero gusto a fresas en ellos... Simplemente delicioso. Mi beso fue rápidamente correspondido, fundiendonos en un abrazo acompañado de aquel lento y agradable beso. Nos apartamos al sentir la maldita falta de aire, me tiré a un lado de ella sin dejar de mirarla... Aún mantenía los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta, jadeante y indescriptiblemente irresistible a mis ojos.

La respiración entrecortada era ahora más notoria en ambos. Me alegraba saber que está sensación molesta la sentíamos ambos... No era justo que sólo yo sufriera incomodidad en el estómago y el pecho.

Abrió los ojos y me miró con las mejillas sonrojadas y una ligera sonrisa — Eres lindo cuando te avergüenzas, maldito... — Me sonrió victoriosa, sabiendo que el comentario iba a matar el momento.

— Callada te ves más bonita, perdedora — Dije para acercarme a su boca y hacerla callar con un beso.

¡NO ES UN DIARIO, ES UNA LIBRETA! | Naruko y SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora