MI VIDA SIN TI

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Las cortinas se encontraban relajadas, moviéndose tranquilamente al compás del viento que intentaba colarse en la habitación, la cual se encontraba pulcramente limpia, caracterizada por la actitud perfeccionista y obsesiva del dueño. En la cama se encontraba aquel hombre de cabellos y ojos de un color tan oscuro como un anillo del infierno, pero que contrastaba ante la blancura de la piel del portador.

-¡Sasuke despierta! – una pelirrosa anunciaba su llegada a gritos y saltos, a sabiendas que no podría despertar a su compañero de ninguna otra forma.

-Cállate. – es lo único que atino a decir el llamado, que con una mano empujo a Sakura haciéndola caer al suelo.

-Eres tan huraño. – dijo la amiga, mientras se limpiaba con sus manos dramáticamente, aquello no le había dolido pero deseaba que Sasuke se lamentara el haberla tratado así. -Todavía que te traje el desayuno. -se quejó.

-No te lo pedí. -contestó seco, mientras en secreto agradecía que su compañera se había preocupado lo suficiente como para traerle comida.

-Hoy es el día. -anunció la pelirrosa, abriendo de golpe las cortinas, dejando abrir la luz de la habitación y de paso cegando momentáneamente al Uchiha.

-Que fastidio...- expresó el mayor.

La pelirrosa simplemente lo vio de soslayo, mientras pensaba en lo mal que debía haberla pasado anoche, y como su martirio seguiría en las horas después, sabía perfectamente cuanto le había dolido a su compañero aquel acontecimiento, y lo único que podía hacer como su amiga era apoyarlo e intentar ayudarle.

-También traje la capa, acaban de terminarla. – comentó, mientras ponía en la silla el vestuario necesario para el evento diplomático al que se tendría que presentar.

🦅

Tomé aquella capa que se posaba en la silla, era de color negra y con un diseño de llamas atrás, perfecta para la ocasión: el luto del país de Fuego. Tras observarla, me dirigí a bañarme, mi cabeza dolía como si tuviera clavada una corona de espinas, seguramente faltaba poco para que la migraña viniera a acompañar a mi resaca de anoche.

Al sentir las gotas frías sobre mi piel, un solo pensamiento estaba en mi cabeza: Naruto.

En ocasiones me preguntaba, ¿Cómo es qué pude seguir sin él? Me acompaño durante la etapa más importante de mi vida, siempre iluminando todo, hasta a mi interior repleto de venganza, y después simplemente ya no estaba...

Mi mente se perdía en los recuerdos de su rostro, recuerdo a la perfección sus facciones, delicadas como las de su madre, pero con el cabello rubio del Cuarto Hokage, con las tres bellas marcas gatunas que adornaban su cara, de manera tierna y a la vez salvaje.

Pero lo que más amé de mi rubio siempre fue su corazón, tenía una alma tan pura y brillante que sobresalía del resto de seres humanos, era todo un ángel, y este mundo cruel no lo merecía, no cuando él era tan especial.

Cerré los ojos, mientras esperaba que las gotas se recorrieran sobre mi rostro, recordándome que estaba despierto, que estaba vivo.

Y él no.

🦅

El reloj comenzó incesantemente a sonar, anunciando las doce en punto con las características doce campanadas, pero esa tarde sonaban distinto, parecían más profundas, más tardadas y más significativas.

-¡Sasukeeeee! –

-¿Mhm? –

-Tengo ganas de ramen-dattebayo. – pidió mi rubio, mientras hacía un puchero sumamente lindo en el rostro.

NO VOLVERÉ A PERDERTE [ SASUNARU / YAOI ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora