Dulce Veneno Sabor Miel.

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Estoy atrapado en esta pequeña aula de 4 únicas paredes, encadenado a mi silla, preguntándome en qué momento esto terminará, el profesor habla y escribe con sus plumones coloridos sobre el pizarrón, cada que él traza un número, me pierdo completamente entre las diferentes formas y colores que este puede tener, cuando menos me doy cuenta, ya ha acabado de escribir el ejercicio entero y está a punto de borrar siendo que yo en mi libreta no tengo nada escrito.

No me malentiendan, no es que no quiera aprender, es que este sistema educativo está tan atrasado que no sabe cómo poder mantener al alumnado positivo y con energía suficiente para rendir a lo largo del día, en cambio, la mayoría de profesores se portan de una manera apática y aburrida, dando su clase de un modo que puedo ver en sus ojos que realmente no quieren estar aquí y son expertos en transmitir esa sensación, generando un ambiente tedioso, horrible y cansado.

Observo fijamente mi libreta en blanco cuando, como si fuese un metal que está siendo atraído por un imán con una fuerza muy grande, mi cabeza gira y mis ojos se enfocan en aquella hermosa chica que me tiene impresionado, me es muy difícil apartar la mirada, sus ojos tienen un no sé qué que no me permite girar, me pierdo en aquellos lindos ojos cafés en los que puedo ver la galaxia, me transporta a otro mundo, a otra vida, es como magia, linda y hermosa magia. De entre todo su cuerpo destaca una curva muy atractiva, su sonrisa.

Dicen que la navidad es tan hermosa debido a la nieve y la nieve debe su belleza a su blanco color, si seguimos la misma lógica, su cara es completamente hermosa y su sonrisa es ese pequeño factor que la vuelve una auténtica obra de arte, una de las más hermosas, ni las esculturas de Miguel Ángel, Augusto Rodin o Constantin Brancusi pudieron transmitir tan divina sensación como lo hace ella.

Ella voltea, de una manera rápida bajo la mirada y pretendo que estoy buscando algo en el suelo, alguna vez encontré una moneda por hacer eso, aunque siendo honesto ¿A quién quiero engañar? Es obvio que ella ya sabe del gusto que le tengo, no soy la mejor persona para poder ocultar ese tipo de emociones y, como algunas personas dicen, "eso se siente en el aire."

Regreso a mi cuaderno en blanco, debería empezar a tomar nota de todo lo que se está viendo en la clase y es aquí donde mi decisión está tomada, anotaré todo lo que pueda. Antes de que siquiera pudiese colocar un sólo número, siento algo sobre mí, se trata de una mirada, no es cualquier mirada ¡Es su mirada! Pero, ¿Por qué me está observando? ¿Será que quiere qué la siga observando? ¿Será que debo voltear? No sé qué hacer, voy a voltear, voy a mirarla una vez más, giro mi cabeza y mis ojos conectan con los suyos, ella sonríe, a mí se me escapa una sonrisa ingenua, una sonrisa que pareciera gritarle "No tengo ni idea de porqué te estoy viendo, pero eres hermosa", son en esas ocasiones en las que me siento como si fuese un pequeño perro el cual muestra el afecto a su dueño sin pensar si será correspondido o no, ella sólo hace un gesto lindo y regresa a prestar atención al profesor, hace que yo sólo me pregunte ¿Qué acaba de pasar y qué demonios significa todo lo que acaba de hacer?

Regreso a mis notas, las cuales siguen estando vacías, pero ya no puedo escribir, estoy al pendiente de ver si es que ella vuelve a mirar hacia mí, si lo hace es que le intereso ¿No? Nadie me ha explicado cómo es que funciona esta maldita droga natural llamada feniletilamina, sería interesante ver qué pasaría si los cocineros de anfetaminas pudieran poner la feniletilamina dentro de una pastilla. ¿Usarían drogas que les permitiesen sentir todos los efectos del amor? Por mi parte, yo ya tengo mi dosis, no es una pastilla ni nada parecido, son sus malditos pero preciosos ojos.

Me encuentro perdido en mis pensamientos cuando al reaccionar veo que el profesor me está pidiendo que pase al pizarrón a resolver un ejercicio, se ha dado cuenta que no he estado haciendo nada en la clase, mi orgullo es grande, no puedo permitir decirle simplemente que no sé hacerlo, es estúpido, pero estaría dispuesto a hacer lo imposible sólo porque los demás no me vean fracasar, acepto su reto y paso al frente sin saber qué es lo que tengo que hacer, ¿Han visto Joker? Me sentía muy identificado en la parte en la que el Joker le dice a Murray, "Me invitaste a tu show, sólo querías burlarte de mí".

Mientras más veo el ejercicio más claro se vuelve, es como si aquellos números se convirtieran en grandes textos escritos en un lenguaje desconocido y la calculadora se convirtiera en un traductor universal que me permitiera saber lo que está diciendo. Muy sorprendido de mí mismo, resuelvo el ejercicio, no era tan difícil como parecía, realmente era una cosa muy simple con un par de trucos que, si puedes descifrarlos, puedes contestar. El maestro me pide que explique, comienzo a decir cosas sin sentido pero usando tecnicismos, no quiero que se den cuenta que lo he resuelto con un poco de suerte, algo confundidos; mis compañeros me dan la razón y voy directo a sentarme, en serio que me he pegado un gran susto, pero hace que me despreocupe más, al parecer no soy tan malo en las matemáticas como creía.

Al sentarme, volteo a ver a aquella linda chica y ella sólo me responde la mirada con otra linda sonrisa y una cara de sorpresa al ver que he podido resolver el ejercicio, al parecer ella no cree que sea capaz de lograr ese tipo de cosas, pero se lo perdonaré sólo porque en verdad me encanta.

Termina la clase y yo sólo me levanto de mi silla, estuve pensándolo un buen rato y he decido acercarme a hablarle a esta niña bonita. Salgo al pasillo y tan sólo puedo escuchar un crujido dentro de mí, como si se hubiese roto el cristal más grande en el mundo, mis ojos no querían creer lo que estaban observando y aún así los forzaba a ver. Ella estaba en el fondo del pasillo besando a su novio con mucha pasión, un beso tan enorme que pareciera ser el aeropuerto cuando una pareja se encuentra después de mucho tiempo sin verse, como cuando los militares regresaban a casa después de la guerra ¡Cómo duele! En serio, como duele el no sentirse correspondido.

Debería dejar de seguir a esa chica, tan sólo me hace daño, pero por alguna extraña razón, siempre vuelvo a caer entre sus encantos, es como veneno pero con un dulce sabor a miel.

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