Jamás pude entenderlo; a veces la voluntad del Señor era tan incomprensible. Con el tiempo, me di cuenta de que sus caminos siempre habían sido mejores que los míos, al igual que sus pensamientos (Isaías 55:8). Sin embargo, durante mucho tiempo estuve tan enojada y decepcionada de la vida, que llegué a victimizarme.
Lo sé, eso era patético.
Me sentía como la pobre chica de la que todos se burlaron e hirieron.
¡Claro, eso era una gran mentira que yo creía!
No pude entender por qué me atreví a culpar a Dios por no haber protegido mi corazón. Sin embargo, la verdad era que yo debía hacerlo (Proverbios 4:23).
Aun así, todo era parte de su plan. En medio de ello, encontré un amor genuino a través de un proceso largo y doloroso.
Después de estos cinco años lejos de él, entendí que nunca me había arrepentido tanto en la vida como cuando decidí marcharme. Dentro de mí, algo me decía que su amor era real, pero no lo escuché ni lo entendí. Opté por alimentar mi orgullo, mi rencor y mi resentimiento. Después de ser humillada, olvidé mis sentimientos por un momento y pensé en lo indignada que estaba.
Sí, era tan ignorante e inmadura en ese entonces.
Estaba realmente herida, tan devastada que mi dolor ahogaba el amor que sentía por él. Busqué miles de maneras para odiarlo, y aun cuando me convencí de hacerlo, me equivoqué. Lo que me sorprendió fue que el amor que sentía por él nunca murió; permanecía allí, sufriendo, pero seguía sobreviviendo.
Recordaba cuando le advertía que no me enamoraras más de lo que ya lo hacías. Pensé que se burlarías de mí; pues, tenía tanto miedo de sufrir y enfrentar mi gran temor fue muy decepcionante.
Recuerdo todas esas noches que lloraba. Las veces en que me decía a mí misma que nadie jamás me amaría de verdad; mi autoestima disminuía día tras día.
Comencé a sentirme una mujer desdichada y fracasada. No sólo lloraba porque nadie me amaría de verdad; sufría día y noche porque realmente no era especial para nadie en esta vida.
Lo que más me mataba por dentro era que él no me amaras de verdad; no me importaban las demás personas, sólo él, Jeremy. Sólo me importaba ser especial para él y ser amada por él. En ese entonces, no sabía si realmente me amaba hasta cinco años después. ¡Qué gracioso!
Qué extraño, ¿no?
Después de haber menguado espiritualmente, de haber obtenido el éxito en mi vida secular y tenerlo absolutamente todo, me enfrenté a la cruda realidad de que estaba equivocada y nunca quise verlo. Sé que sería una falta de respeto que decida volver a él ahora. Debo admitir que, aunque pasé por un largo proceso para darme cuenta de mi equivocación, ahora me siento lista para regresar, si tan sólo me diera una oportunidad. Estoy dispuesta a dejarlo todo por su amor, porque sé que, aunque trate de buscar por mil años un amor como el nuestro, nunca lo encontraré.
Estoy realmente agradecida porque Dios permitió que me rompiera, porque de esta ruina Él iba a hacer una hermosa escultura. Aunque este proceso haya tomado años, por su amor y su gracia, he sido sanada. Por eso estoy De Vuelta.
—Gail Acosta
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De Vuelta | Secuela: Me Enamoré [Escribiendo]
RomanceGail Acosta, la protagonista de la tierna historia de amor "Me Enamoré", enfrenta una dura realidad cuando descubre la traición de Jeremy Gámez, el hombre en quien había depositado toda su confianza. Su corazón, herido y desilusionado, se convierte...