INTRO

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Me movía de un lado a otro, algo nerviosa

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Me movía de un lado a otro, algo nerviosa. Sentía como todo mi ser se derretía. Di media vuelta y me senté en el pequeño sillón del cuarto tras bastidores de este coliseo.

Mi corazón latía fuertemente. Había pasado bastante tiempo, ¿cómo esperabas que reaccionara?

Comenzaba a arrepentirme de haber llegado hasta aquí. Con toda la dificultad que implicó llegar solo para verlo por primera vez después de tanto tiempo, estaba segura de que estaba loca.

Tragaba con dificultad y miraba con miedo la pantalla de mi teléfono mientras esperaba que James finalmente apareciera por la puerta. Suspiré hondo y nuevamente me fijé en mi teléfono, que no paraba de sonar. La llamada entrante me ponía aún más nerviosa.

Brandon.

No sabía si debía contestar la llamada, pero ¿qué le diría?

—Brandon, sé que estoy realmente loca, pero salí del país para llegar a Argentina y volver a ver a mi exnovio

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—Brandon, sé que estoy realmente loca, pero salí del país para llegar a Argentina y volver a ver a mi exnovio.

—No eres tú, soy yo.

A los oídos de otros, esto sonaba mal, pero podía ver que lo había arriesgado todo solo por el chico del que me había enamorado y que nunca volví a amar de la misma manera

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A los oídos de otros, esto sonaba mal, pero podía ver que lo había arriesgado todo solo por el chico del que me había enamorado y que nunca volví a amar de la misma manera. Ahora, algo arrepentida, quería volver a Puerto Rico y pretender que todo estaba bien. Casarme con mi prometido y esperar ser feliz con el tiempo.

Suspiré hondo y bloqueé mi celular para poder pensar con claridad. Me sentía extremadamente ansiosa y estaba a punto de sufrir una crisis de histeria. Estaba casi por herir a alguien más, y eso me quebrantaba por dentro. ¿Quién sabe? ¿Y si terminaba yo siendo lastimada nuevamente? ¿Y si ya era demasiado tarde?

Nunca fui buena enfrentando a las personas. Ahora mismo estaba huyendo de encarar a mi novio, de darle una explicación. Además, en mi interior sentía que estaba actuando desordenadamente. ¿Sería la voluntad de Dios? Sea cual sea Su Voluntad, yo la acepto. Solo quiero dejarle saber a Jeremy que lo perdonaba, que lo amaba y que lo quería de vuelta. Además, quería dejarle saber que, sea cual sea su respuesta, pediría a Dios que Él tomara el control de toda esta situación.

Por otro lado, estaba Brandon. No sabía cómo contarle que no quería casarme con él y que estaba a punto de ver a mi exnovio, el hombre que amaba. Esto era tonto e infantil, pero ¿qué podía hacer?

De repente, escuché unos pasos que me sacaron del trance en el que estaba, perdida en mis pensamientos y aumentando aún más mi ansiedad. Mi teléfono no paraba de sonar, así que lo puse en silencio. Me moví incómoda al mirar hacia la puerta, donde se escuchaba el cerrojo moverse para abrirse. En un momento, me levanté y di la espalda a la puerta. Quería salir de aquí ya. No me sentía lo suficientemente valiente para enfrentarlo.

"Gail, respira hondo, por favor", me dije a mí misma, ya que me sentía descontrolada con cada milisegundo que pasaba.

Escuché unas voces que me sobresaltaron, así que me volteé para encarar a James.

"Señor Jesús, ayúdame, por favor", oraba mentalmente, ya que las palabras no salían de mí. Mis nervios crecían aún más al ver la melena rubia detrás de James.

¿Era él?

Di media vuelta, enfrentando la pared blanca nuevamente, con miedo de ver a la persona que estaba afuera. Luego de ver la puerta abrirse por James, se escuchó un silencio incómodo. Segundos después, se oyó aquella voz de cierta persona que hacía tiempo no escuchaba. Al oírla, sentí como mis rodillas comenzaban a temblar y me mantuve inmóvil.

—¿Ga-Gail? —llamó alguien a mis espaldas.

Me volteé de golpe y me encontré con aquellos ojos verdosos que alguna vez me habían enamorado, mirándome directamente. Intenté sonreír, pero más bien pareció una mueca.

—Ho-hola —tartamudeé nerviosa sin pensarlo.

Su mirada se mantuvo en mí por varios segundos, lo que me puso realmente nerviosa. Él estaba muy hermoso, y un poco cambiado, algo más maduro. Su mirada era aún más intensa, pero no sabía el verdadero significado en ella.

Sin embargo, ahora que lo veía, pude comprobar que mi amor por él era real, tan natural. Desde que había entrado a la habitación, captaba toda mi atención. Al verlo frente a mí, comencé a sentir que mis latidos se detenían.

Con su mirada, estaba segura de que junto a él quería pasar mis días en la tierra. Hoy, mañana y siempre, sea este amor verdadero hasta que la muerte nos separe. Estaba segura, se lo prometía.

 Estaba segura, se lo prometía

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De Vuelta | Secuela: Me Enamoré [Escribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora