Realeza

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Y ahí iba la reina,
Con su Corona de oro reluciente,
Con su gran y ancho vestido rojo,
Con ese caminar que mataría a cualquiera,
Con esas sofisticadas expresiones faciales.
Ella caminaba por el palacio,
Aburrida de tanta monotonía,
Hasta que decidió emprender un viaje,
No apto para ella,
Ya que era arriesgado,
Mas no le importó y a su caballo subió.
Junto a su fiel guardia,
Quien estaba a merced de su majestad,
Quien no se separaba de ella,
Y quien arriesgaría su vida por ella,
Porque sí, ese era su trabajo,
Pero su guardia estaba enamorado,
Y a pesar de ocultarlo,
A veces sin querer lo expresaba,
Y eso a la mujer le molestaba,
Pero el pobre guardia no podía guardarlo.

Llegaron a destino final,
La reina bajaba frustrada,
Y a punta de espada,
Otro rey la miraba,
Pero ella estaba enamorada,
Y por él quedaba embobada,
Pero a él no le gustaba,
Y su reino proclamaba,
Pero como ella la idea no le agradaba,
Él con la espada,
Le deja en el pecho una cruz marcada,
Para que sus guardias la aniquilaran,
Pero su fiel mozo no los dejaba,
Y mientras su vida arriesgaba,
Para que la reina no fuese matada,
Era él a quien la vida le quitaban.

Pero no se fue sin antes decir lo que sentía,
Y aunque le dolía,
Ver a la reina por última vez le salvaba el día,
Y así se moría,
Viendo por última vez la imagen de su amada.

-F.

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