Uno

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Se hallaba corriendo, tratando de refugiarse de aquella repentina lluvia.

Cuando llegó a una tienda con un techo en su exterior, Akutagawa se detuvo, se sentó y puso su espalda en la fría pared, abrazándose a sí mismo.
No se dio cuenta de la presencia ajena que lo acompañaba hasta que ésta habló.

"Akutagawa..." 

Al oír su apellido, se sorprendió, miró hacia un costado notando por fin al molesto chico tigre.
Frunció el ceño, se levantó y comenzó a toser. Ignorandolo.

Quedaron en silencio.

Hasta que la tos del azabache interrumpió aquel silencio.

"¿Estás bien?"

Preguntó el albino, pero solo fue ignorado, eso le molestó.
Al verle mejor el rostro al de blanca piel, notó que estaba sonrojado y un poco agitado.
Posó su mano en la frente del contrario, comprobando su temperatura. Ésto, por supuesto, alarmó a Akutagawa y se alejó por inercia.

"Tienes fiebre..."

Susurró, el azabache iba a negarlo, pero el tigre no le dejó continuar.

"¡Si te sentías mal no deberías haber salido!"

Le reprochó.
Molesto, el contrario contestó:

"¡No eres nadie para decirme qué hacer!"

Y comenzaron a discutir.

Estuvieron así un rato hasta que Atsushi decidió poner un basta, ya estaba cansado de esas peleas.

Y nuevamente quedaron en silencio.
Entonces, un poco curioso, el albino preguntó:

"¿En dónde está tu casa?"

El de delicada salud no entendió a que vino la pregunta, pero no la respondió, solo tosió. Atsushi continuó.

"Mi casa está bastante lejos, así que sería mejor ir a la tuya para cambiarse y-"

Fue interrumpido.

"¿Tú por qué querrías ir a mí casa?"

La molestia se notaba en su voz, al igual que un pequeño temblor debido al frío.

"Bueno, tal vez yo cambiarme no, pero tú estás resfriado y no es bueno que continúes con la ropa mojada, enfermaras peor."

Akutagawa iba a protestar, pero se mareó de tal manera que perdió el equilibrio. Iba a caer si no fuese por el contrario, el cual lo sostuvo contra su cuerpo.
Entonces Atsushi, ignorando las quejas del azabache, lo cargó al estilo princesa y de nueva cuenta preguntó dónde estaba su casa.

El de pálida piel, ya débil y agitado, le susurró la dirección, siendo ésta encontrándose cerca del barrio motero.
Atsushi asintió, convirtió sus extremidades en las del tigre y se hecho a correr. Dejando olvidados aquellos dulces que tanto le había costado comprar.

Luego de un rato, llegó al barrio, rápidamente preguntó cuál era, siendo respondido con una descripción poco detallada, mencionando sólo el color.
De mucho, por obviedad, no ayudo, pero supuso que era la más grande del sitio.

Una vez frente a la puerta, pidió las llaves, pero Akutagawa exijió que lo bajase. Al hacerlo, abrió la puerta, dejando, sin darse cuenta, que el albino se adentrase.
Se estaba por sacar los zapatos, pero nuevamente se mareó, ésta vez si cayendo al suelo.
Atsushi, preocupado, fue a ayudarlo, pero el azabache no se dejaba.

Rain [AkuAtsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora