LEO

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  Llegué a las once de la noche a mi casa, después de tener una pelea en el trabajo. Me llamo Leo, pero no te importaría mi nombre después de lo que pasó. Me dirigía a mi baño a limpiarme las heridas del combate, y lo que encontré fue horrible. Estaba la cabeza de alguien en el lavamanos. Me espanté y me desmayé. Cuando desperté estaba en la celda de la comisaría. Pensé: - No debería estar aquí-. Miré mi reloj. Eran las dos de la mañana. A esa hora fue cuando él apareció.

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