Capítulo 61.

750K 55.4K 138K
                                    

Al despertar esta mañana encuentro a los guardias del palacio trasladar hacia enormes cajas aquellos vestidos que aún quedaban en la aislada habitación.
La puerta fue removida y todo su interior esta deshecho.

Intento acercarme pero no me lo permiten. Los guardias revolotean de un lado a otro como si se tratará de una mudanza sorpresiva.

- ¿Qué ocurre aquí? - Pregunto al hombre más cercano.

- Nos deshacemos de todo lo que resta en este lugar, majestad. - Informa, cargando un par de cajas de zapatos. - Son ordenes del rey.

Me da tranquilidad que Magnus se deshaga de una vez por todas de los recuerdos de Vanir, pero me incomoda que lo haga solo cuando lo he descubierto.

- ¿A dónde los llevarán? - Cuestiono curiosa.

- Serán quemados, majestad.

Aquello me sorprende pero aún así decido no comentar nada al respecto.

- Entiendo, entonces sigan en lo suyo.

Termino por alejarme del ajetreo palaciego y caminar rumbo al comedor. No veo a Magnus por ningún sitio y me pregunto si esta en el lugar al que llevarán todas las cosas.

Ayer le pedí que reconsiderara su decisión muchas veces, pero opto por pedirme silencio para que pudiera descansar, así que preferí acatar y no perturbar más su mente.

Al llegar al comedor encuentro a Francis de pie detrás de la silla dispuesta para Magnus, pero aún así el rey Lacrontte brilla por su usencia.
El hombre me sonríe débilmente y me saluda con un pequeño asentimiento de cabeza que me hace sentir intranquila.

- Francis, buenos días. ¿Sabes dónde esta mi esposo?

- No lo sé con certeza, pero puedo asegurar que no ha dejado el palacio.

Su comportamiento es metódico, frío y calculado. Claramente esta cuidando sus palabras y me pregunto cual es la razón para ello.

- ¿Hay algo que deba saber? - Inquiero luego que un sirviente ponga mi comida sobre la mesa.

- En lo absoluto, majestad.

- Espero no le ocultes secretos a tu reina. - Replico mirándolo. - Bríndame las noticias de esta mañana, por favor.

- La señorita Etheldret ya ha sido trasladada al calabozo del palacio.

Esta confesión me hace estremecer. ¿Estará Magnus con ella?, ¿es esa la razón por la qué no lo encuentro en ningún lugar?

- No esta con ella, puedo asegurarlo. - Arguye Francis al ver mi silencio.

- Entonces debería ir a verla.

- No creo que eso sea conveniente, majestad. Ella es una prisionera condenada a muerte y no tiene derecho a visitas de ninguna índole.

- Francis - Suspiro algo preocupada. - ¿Crees que a Magnus le dolerá la muerte de Vanir?

- Sin temor a equivocarme puedo decir que si. - Masculla con naturalidad. - Pero no por eso usted debe perder la cabeza.

- Dame una razón para no hacerlo.

- Ella fue su primer amor, la persona que le brindo calidez dentro de su entorno frío, pero ahora es usted su mundo y la única mujer que gobierna su extraño corazón.

- Es difícil entender lo que siente la mayoría del tiempo, es decir, no digo que no me ame pero tampoco me permite ver con claridad sus sentimientos.

- Él es un hombre solitario, siempre ha tenido todo bajo control y usted ha puesto su vida de cabeza. Lo ha hecho perder el poder que tenía sobre sus emociones y no sabe como comportarse con respecto a ello. - Masculla con ojos compresivos. - Es obvio que se siente perdido.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora