Momento 3.

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-Necesito verte.- fue lo primero que le dijo en cuanto contestó el teléfono.- ¿Puedo ir a tu casa?

-Si, por supuesto.- respondió confundido.- ¿Qué ocurre?

-Hablaremos cuando llegue.- y colgó.

Jisung estaba claramente alterado. En tres años de relación, Jaemin jamás le había exigido de aquella forma para verse. Era obvio que algo malo pasaba.

Lo cierto es que desde que se graduó lo había notado muy extraño, cada vez más tenso e irritable. Comenzó a pensar lo peor.

Quería convencerse de que no, que quizás no era nada y su novio estaba dramatizando como usualmente hacía, pero nada fue como lo usual. La forma en que habló durante la llamada, el hecho de que no lo saludara alegre ni mucho menos se despidiera, le daba una mala espina.

De todas formas, no podía hacer nada más que esperar.

El camino a casa de Jisung se le hacía eterno. Siendo honesto no quería llegar, no se atrevía.

¿Cómo haces para romperle el corazón al amor de tu vida? ¿Acaso existía algo más cruel?

Se había cansado de prometerle a Jisung que no iba a herirlo, que confiara en él... y ahora debía romper todas esas promesas de la peor forma.

¿Por qué no podían simplemente ser felices?

Sabía lo que debía decir, pero no sabía como hacerlo. El sobre en su bolsillo pesaba como si llevara mil toneladas de piedras.

Jisung jamás le perdonaría esto. Tampoco sabía si él sería capaz de perdonarse a sí mismo.

La vida era demasiado complicada.

Se supone que Jisung era su destino y ahora debía separarse de él, ¿qué clase de cruel broma era esta? El solo pensar en lo que debía hacer le dolía, ya visualizaba la carita de Jisung llena de lágrimas y su corazón se partía en millones de pedazos. 

No quería llegar, no quería hacerlo. 

Muy a su pesar, ya se encontraba fuera de la casa del ahora peliazul. ¿Nunca más vería a Jisung con esos bonitos colores en el pelo? Una puñalada dolía menos. 

Uno, dos, tres... respiró hondo y tocó la puerta, encontrándose casi instántaneamente con el rostro preocupado de su novio. 

-Jae, ¿qué ocurre?- fue lo primero que le dijo mientras lo invitaba a pasar. Jaemin no resistió más. 

-Oh, ángel...- fue lo único que pudo salir mientras se abrazaba fuertemente a él y todo el dolor que sentía desde el momento en que recibió esa carta comenzó a salir como una cascada de lágrimas. 

Jisung no entendía nada, pero su pecho dolía solo de tener a su novio de aquella forma. No necesitaba entender para sentir el dolor de Jaemin como si fuera el suyo propio. Unos minutos después, cuando el mayor se calmó, se sentaron juntos en la sala. Y tendió la carta. 

Jisung palideció, y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras una mezcla de sentimientos lo invadían. 

Una solicitud aceptada era lo que tenía en sus manos. Jaemin se iría al extranjero a estudiar. 

Sin dudas era una oportunidad de oro, pero también era lo que marcaba el fin de su relación. 

Por mucho que se amaran, eran realistas. No podría funcionar a distancia. Nada aseguraba que sus planes se fueran a cumplir y no era justo para ninguno intentar mantenerlo y herirse. 

-Nana, Nana ya no llores.- suplicó conteniendo el propio nudo en su garganta. 

-Tengo que dejarte, ¿cómo pretendes que esté bien con eso? 

moments ; [jaesung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora