ᴄᴀᴘıᴛᴜʟᴏ ₀₂

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ᴠᴀʟᴇʀɪᴇ.

La imagen en mi mente del día de ayer se hacía más que repetitiva.
Era imposible dejar de ver repetitivas imágenes sexuales con aquel chico, tan rápidas y algo borrosas por alcohol que sentía poder estar volviéndome loca.

Ahora estaba aquí, en mi cama, queriéndome fumar un cigarrillo y beber agua, sedienta y llena de culpa y resaca al mismo tiempo y por qué no, a partes iguales.
No solamente por haberme tirado a un tío cualquiera nada más salir de la fiesta de los cojones a la que teníamos que ir por hacer feliz a la jodida amiguitita de Jane.
Sino también por Minghao.

He sido una estúpida porque sabía perfectamente que volvería a hablarme, por la discusión de ayer, que no fue nada, y porque no era la primera.
Y es que se hacía repetitivo en nosotros eso de estar dejándolo por tonterías y volviendo a las horas después, cuando ya el culpable se tragaba el orgullo del que se había llenado antes.

Y ahora, a parte de sedienta, enmonada y culpable, también me sentía estúpida; y para qué engañarnos, lo era.

Razones había de más, sin ir más lejos como echar a la mierda una relación por un polvo, un buen pero simple polvo.

Lo que haría sería no contarle absolutamente nada a absolutamente nadie.
Y por supuesto, dejarme las tonterías con el pedazo de tío de anoche.

Pensaréis que estoy siendo una completa imbécil por dejar pasar a ese chico, más aún estando así de "mal" con el que ahora es mi ex novio; pues sí, imbécil también soy.

Pero nada de sexo se compara al amor que hemos tenido ambos el uno por el otro durante todo este tiempo.

Él había sido quien había estado en todas, absolutamente.
Como cuando estuve en el hospital por aquel mal trago que pasé con mi accidente.
Ahí estaba yo, llena de morfina tirada en aquella cama de hospital, pero ahí nunca dejó de estar él, sentado en la silla de al lado, haciendo turnos con mi madre para hacerme compañía.

Digamos que fuera de todo, también me había acostumbrado un poco, un poco de más, a estar con él.
Mis días se resumían en despertarme, contestar sus mensajes de qué me faltaba para bajar, sabiendo que aún estaba en la cama; recogiéndome para ir a la universidad en la moto, estando con él los recreos, volviendo a casa de la misma manera que salía de ella; a veces se quedaba a comer porque mis padres querían más que yo, pasar el día juntos, estudiar juntos algunos días sueltos, follar, salir a cenar, y los findes de fiesta, pero, ¿cuándo tenía tiempo para mí?

Ahora al menos me había echado a una buena amiga, no cómo las que ya había tenido que terminan haciéndote saber que son unas putas zorras que le quieren comer la polla a tu novio.

Y es que te hacen saber lo bien que puedes estar rodeándote de amistades masculinas. Ellos nunca te fallan, si no es porque se termina sintiendo atracción o algo por el estilo.

Y esa era a la teoría que habíamos llegado días atrás mi amiga Jane y yo, bebiendo un tinto en el parque de detrás de mi casa. Y qué razón.

También me comentó dejando caer el tema de cómo me había caído de bien o mal su amiga Helen.
A mí Helen no me había hecho nada, ni siquiera le había dado tiempo, pero no me gusta y punto.
Ellas llevan más tiempo siendo amigas, pero la dejó algo tirada y olvidada, y aquí estaba yo ahora para darle mi amistad.

ᴇᴜᴘʜᴏʀɪᴀ • 𝑗𝑗𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora