ᴇᴜᴘʜᴏʀɪᴀ • 𝑗𝑗𝑘

ᴄᴀᴘıᴛᴜʟᴏ ₀₃

Striptease

ᴠᴀʟᴇʀɪᴇ.

Mi amiga Jane quedó en venir hoy a sacarme de mi casa, llevaba días sin salir y la verdad es que se me empezaban a juntar las cuatro paredes de mi habitación.

Yo como era obvio, al principio me negaba, para hacerme la dura porque es lo que debía hacer, pues me había dolido mi ruptura, pero tenía ganas de olvidarme de todo eso un poco.

No quiso darme ni una explicación de a dónde me llevaría, aunque desde la última vez que nos perdimos ambas de aquel grupito, yendonos cada una con un tío.

Aunque lo único que me dijo fue que me pusiera sexy y que no me hacía mucha falta porque ya lo era.

Mi amiga es un sol subiendo la autoestima, faltandole subir la suya.

Me levanté, sin ir a clases de nuevo, pero prometo que sería el último día, el lunes iría de nuevo, pues no me voy a jugar una importante carrera por ningún tío, eso por supuesto.

Aún estaba por levantarme, costándome sudores hacerlo, no tenía fuerzas para nada. Parece que se me va la fuerza al cortarme el pelo como a Sansón.

Minutos después, sin ser consciente ya me había levantado así que había pasado lo peor.

Caminé hacia el armario y preparé la ropa dejándola encima de la deshecha cama.

Cogí una toalla y me desvestí camino al baño, la verdad es que lleva estos tres días sin ducharme, con aquella fea sudadera de aquel imbécil tío.

Pero entré a la ducha, sin más mierdas en la cabeza, relajándome, esta vez usando la bañera y echando mis sales negras con olor a mora, cerrando lentamente mis ojos y dejando una suave melodía de fondo.

Crush always making me feel like I got nothing to offer,

But I'm the only one that can make you feel right.

I'm the only one that you think of at night.

Baby, don't lie.

You're always talking to me like you're totally bothered.

So why you always ring at the end of my line?

Don't you got a girl that can make you feel nice?

Cantaba a voces mis partes favoritas, porque 'te quiero Conan Gray'.

Me importaba poco si mi madre se quejaba de mis gritos, pues estaba en mis pequeñas cuatro paredes y hasta ahí podía hacer lo que quisiera, aunque ganas de ser independiente no me faltaban.

Y con aquel pequeño empujón con mis pensamientos en aquel cantante buenorro, estuve un poco con más ganas de salir.

Así que bailé.

Bailé frente al espejo, porque ya era algo como un deber aquello de bailar antes o después del baño.

Me puse entonces la toalla, y otra pequeña sacada del armario del baño color azul para el pelo.

Una vez tapada subí las persianas y abrí las ventanas, aunque tampoco había grandes vistas y si me veía alguien, eso que se lleva.

Ya lo veía todo con más luz y corría el aire.