Kamado Tanjirou

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—¡No cierres los ojos! ¡Oe! —llamó el pelirrojo con preocupación a Naruto el cual había sucumbido a sus heridas.

Sus ojos se abrieron de horror cuando el olor inundó su nariz, esa esencia a metal. Vio como las ropas en el abdomen del rubio se teñían de rojo.

Se estaba desangrando.

Gau

Kurama aullaba de tristeza mientras lamía y tocaba con una de sus patas el rostro de Naruto con un vano intento de que este despertara.

—¡Tanjirou! —gritó una de las personas del pueblo quien se acercó a ver lo que sucedía. Sus ojos se abrieron alarmado al ver la sangre que comenzaba a filtrarse de las vendas improvisadas de Naruto y manchaban la tierra. Sus manos se movieron para cargarlo y comenzar a movilizarse. —¡Este chico necesita atención rápido, se está desangrando!

Tanjirou siguió al hombre con una expresión de extrema preocupación, no le importaba el carbón que debía vender en ese momento, su prioridad ahora era la de asegurar que aquél chico fuera tratado por algo, que a sus ojos, empeoró por su culpa.

Kurama siguió a su paso a los humanos, se llevaban a su amigo herido y no iba a dejarlo solo.

Mañana Siguiente

Naruto comenzó a moverse en su lugar, se sentía sumamente agotado y hambriento. Su cuerpo adolorido en su zona abdominal y los siseos leves por el dolor producido al moverse.

Pese a ello, el lugar en el que se encontraba era bastante cómodo y confortante, una suavidad que no sentía desde que tuvo que irse de su hogar.

Con sus ojos cerrados, Naruto comenzó a recordar esos momentos como si hubieran sido algo de hace muchos años, casi podía sentir las caricias de su madre cuando iba a su cuarto a despertarlo, las canciones que podía escuchar con su melodiosa voz acompañada de su padre cuando lo iban a dormir.

Recuerdos de una vida que jamás volverán.

Ahora, lo extraño para Naruto era sentir que de hecho realmente estaban tocando su mejilla, un tacto que la humedecía un poco y eso lo desconcertó.

Comenzó a abrir los ojos, parpadeando mientras se acostumbraba a la iluminación que tenía el lugar donde se encontraba. Un cuarto simple con unos pocos muebles en el, cajones donde presumiblemente guardarán algo 

Volvió su mirada hacia su lado para ver a Kurama allí, moviendo su mullida cola mientras le observaba con emoción. Naruto sonrió levemente al pequeño zorro, agradecido con este por su compañía.

Kurama se acercó al rubio y se acostó encima de sus piernas para conciliar el sueño, Naruto no le detuvo, con su mano izquierda comenzó a acariciar su pelaje para relajarle mejor.

Mientras complacía a su pequeño amigo, Naruto comenzó a observar su cuerpo. Su abdomen estaba cubierto de vendas bien colocadas, la herida allí bien tratada a como lo hizo él en su improvisada curación.

Lo último que recordaba fue haber chocado contra alguien, y su cuerpo agotado y hambriento había cedido ante el dolor y la fatiga. Por lo que veía, parece ser que alguien le ayudó, quizás esa misma persona con quien chocó, aunque en cierta forma lo dudaba.

Su mente fue muy arraigada en el pensar que nadie lo iba a ayudar.

SLASH

El sonido de una puerta moviéndose llamó su atención, allí en la puerta, la figura de un mujer de avanzada edad se detuvo cuando lo observó despierto, sus ojos se abrieron en sorpresa antes de sonreír un poco, una sonrisa de abuela contenta.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2020 ⏰

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