2.017

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Montesinos 

Miraba la pequeña mancha en el techo de mi habitación, recostada en la cama imaginando los distintos escenarios que llevaron a ensuciar ese lugar, cansando a mi mente para no pensar en las situaciones que me llevaron a casi cometer suicidio. Media hora había pasado de dejar a Omar en su departamento, el chico estaba tan preocupado que colocó su número de teléfono como "No estás sola, socia👯"

Los fuertes y desesperados golpes en mi puerta me asustan, suelto un suspiro antes de abrirle a Lu, quien me reprenderá por no estar lista para su fiesta benéfica, puede que esté molesta pero aún así tenemos que mantener la apariencia de buenas hermanas.

—No tengo ganas de ir, Lucrecia.- exclamo en voz baja- Asi que ahórrate tu ser...Ander, ¿Qué haces aquí?

Frunzo el ceño extrañada al ser apretada contra su cuerpo, respira profundamente como si se estuviera conteniendo por un tiempo, aún así lo envuelvo en un abrazo. Pasan aproximadamente dos minutos hasta que me aparta bruscamente.

—¡Eres una maldita egoísta!- mis ojos se abren a tope por sus palabras- ¿Cómo pudiste?...¡¿Cómo pudiste siquiera pensar en hacerlo?!

—No sé de que hablas.- digo tartamudeando

—Christian me mando miles de mensajes, no entendía nada.- llevo sus manos a sus rizos- Hasta que Omar me marcó...¡Ibas a brincar de un maldito puente!

—¿Qué?- mi mirada cae en mis dos hermanos tras él

—¿Qué ibas hacer que, estrellita?- Valerio se adelanta y me sujeta por los hombros-¿Teresa?

—Yo...lo siento, no quería hacerlo.- sollozo regresando al hoyo negro de pensamiento- Solo todo llegó a mi cabeza y parecía una buena idea.

Él solo me abraza colocando su mano en mi nuca y posar mi cabeza contra su pecho.

—La quiero de vuelta.-hablo entre llanto, esperando que me entiendan- Quiero regresar el tiempo y que mi única preocupación sea el outfit que me pondré para la próxima fiesta, no pensar en que el asesino de mi mejor amiga está suelto.

—Es difícil dejar de pensar en eso, pero tienes que hacerlo.- la suave voz de Lu llega a mis oídos junto a unas caricias en mi cabello- A Marina no le gustaría verte así, ver a  la alegre y latosa chica a la cual todos amamos, destruida y estancada en su luto, tu siempre fuiste su ángel de la guarda y ahora que ella lo es le estas dejando un trabajo difícil.

—Quería que dejará de doler.- murmuro sorbiendo por mi nariz.

—Nunca deja de doler, va a doler menos, tal vez, pero siempre será duro.- el chileno vuelve a tener la palabra- Son obstáculos que nos pone el destino, mientras más difícil es, mejor es la recompensa.

—¿Cuál es la recompensa por esto?- indago separándome para verlo- ¿Qué vale la muerte de Marina?

—Nada lo vale, pero llegará un tiempo en el que solo la recordarás y sentirás nostalgia, solo eso, no tristeza.- limpia mi rostro, sus ojos son tan rojos como su nariz- No dejes una vida feliz por un momento  triste.

—Primera vez que escucho a Valerio tan serio.- ríe ligeramente la morena- Pero si se necesitaba poner en riesgo tu vida, lo prefiero tan idiota como siempre.

—Tú lo prefieres de cualquier forma.- comento riendo y recibo un empujóncito- No lo volveré a intentar, lo prometo.

—Voy a cancelar la gala, me quitaré este estupido y hermoso vestido, me pondré mi pijamada.- dice restregando su nariz- Y haremos una pijamada, ¿vale?

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