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Tres bolsos en total los cuales con unas cuerdas amarramos de tal forma en la que pudiéramos llevarlos como una mochila y no los llevaramos en las manos. La pareja de mi padre llegó media hora después con dos mochilas llenas,abrió la puerta y bajó dela vehículo.
Se acercó a mi padre besandolo con desesperación pues se veía en sus ojos su temor, con el nazi había aprendido a ser más cariñoso y por ello ahora estaba tan preocupado por su hijo. El beso duro lo suficiente como para que se quedarán sin aire, solté una risa al verlos así pero rápidamente el ambiente cambio a uno más pesado pues el comunista nos pidió dejar las cosas dentro y que subieramos.
Iríamos a por un avión privado del comunista el cual había usado para llegar a Alemania,mis manos temblaban y mi cuerpo sentía la necesidad de expulsar el desayuno, estábamos dentro de la camioneta junto a nuestras dos perritas.
Mi padre al verlas casi le da algo al haberse olvidado de ellas. Fue corriendo por los sacos de comida, sus platos de comida y todo lo metió dentro de unas mochilas que había encontrado. Acaricie la cabeza de una de ellas quien movió la cola feliz de recibir tales caricias.
Solté un suspiro nuevamente mi padre observo al comunista y luego las calles.
La gente desesperada salía y entraba a las tiendas, los supermercados, farmacias y todo lo que fuera de importancia para sobrevivir quedaba completamente vacío en un parpadeo.
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