Una razón (para amar)

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Disclaimer: Naruto, sus secuelas, y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto y Pierrot. 

(Sé que no lo tengo que aclarar porque es super implícito pero todo lo que escribo siempre es fanservice y puro placer para mí misma. Escribo lo que me hace feliz.)

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— Dame una — había dicho Anko mientras se reía — Dame una razón para que alguien como tú estuviera con alguien como él.

Kakashi no responde.

Sus ojos, indiferentes, ni siquiera la miran un solo segundo cuando se levanta y sale lentamente de la habitación.

Afuera hace frío, nada comparado con el calor bochornoso del lugar donde algunos ninjas celebraban algo que a Kakashi no se había molestado en preguntar.

Mete las manos en sus bolsillos mientras se desliza a la banqueta. El cielo parece cuajado de estrellas esa noche y sus ojos vagan un momento por el firmamento insondable antes de volver su vista al camino frente a sus pies.

La calle es silenciosa y vacía, las lámparas amarillentas lamen apenas el pavimento por el que se mueve y la oscuridad parece tragarse el resto de la aldea en una neblina suave que no parece que vaya a desvanecerse.

El repiqueteo de sus pasos es el único sonido que lo acompaña. El eco casi invisible de su respiración le acaricia los oídos un momento antes de que todo se evapore en una cortina removida a un lado en su cabeza.

Una razón.

La voz de Anko se repite en sus oídos de forma molesta y su risa alargada se extiende como una pelota de caucho contra el fondo de su mente hasta causarle dolor.

Es inevitable no sentirse molesto con eso. Algunos ninjas habían levantado un rumor sobre él, habían dicho que entre Kakashi y Gai había una relación más que amistosa, casi descaradamente le habían soltado en la cara que se acostaba con él.

Anko, maliciosa y cruel, se había comenzado a reír ante esas palabras alegando que no era posible, lanzando estupideces sobre que un hombre como Kakashi no podría estar ni de broma con un hombre como Gai.

Los ninjas habían parecido asustados con sus gritos y se habían encogido, pero pronto parecieron animados y le dieron la absoluta razón.

Detrás de la mesa Kakashi había fijado su vista neutral y vacía sobre la mujer.

— ¿Por qué no? — sus palabras se habían escapado de sus labios antes de que se diera cuenta. Su rostro adusto en una imagen ilegible a los ojos de los demás. — ¿Por qué dices que un hombre como yo no podría estar con Gai?

Anko se había tomado sus palabras con gracia y se había sentado en la mesa frente a él. El silencio reinó y pronto la atención cayó en el porte risueño y burlón de la mujer.

—Porque es Gai — lo soltó como si fuera una obviedad.

Las risas se levantaron con su comentario y un par de susurros burlones sonaron detrás de él.

— No hay otra razón, Kakashi — siguió Anko con aire orgulloso y arrogante — ¿Qué más podría ser sino el hecho de ser él mismo?

Anko se recargó sobre la mesa y miró alrededor.

— ¿Han visto cómo es? — su voz suave se alzó con burla y complicidad a los demás — Tan escandaloso, tan raro, tan...

Las palabras siguen. Kakashi las conoce bien. Las ha escuchado por años, las ha oído de todos lados.

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