El amor que ahora existe para dos almas heridas

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Capítulo 3

El amor que ahora existe para dos almas heridas.

Shido llevaba en sus brazos a Kurumi de manera nupcial. Ambos iban a realizar su noche de bodas y sabían a la perfección lo que iban a hacer, pero el temor o la duda no estaban presentes en ellos. Con ayuda de Kurumi, ambos ingresaron a la habitación del joven Itsuka dispuestos a consumar su matrimonio.

— ¿Seguro de que deseas hacerlo ahora, Shido-san? — Preguntó Kurumi.

— Tal como te dije hace rato, quiero estar contigo siempre.— Fue la respuesta de Shido ante la pregunta de la chica.

— Entonces, que nuestro amor siga creciendo.

Sonriendo por eso, Shido dejó a Kurumi en cama observando el bello cuerpo que la chica tenía, digno de alguien como lo era Kurumi.

— ¿Te gusta lo que ves? — Preguntó Kurumi sonriente.

No podía negarlo, él estaba fascinado al verla como Dios la trajo al mundo. Sus hermosos senos se veían hermosos y en la cima de los mismos se alzaban sus rosados pezones que aún yacían dormidos, aunque por el ambiente, comenzaban a despertar. En eso, la mirada del joven Itsuka bajó un poco más en dirección al plano vientre de ella para posteriormente posar su vista en donde comenzaba su la entrada de su vagina la cual tenía sus labios cerrados.

— Eres hermosa, eres demasiados hermosa, Kurumi. — Elogió él para recibir una risa de parte de ella —. ¿Qué es tan gracioso? — Preguntó Shido un tanto desconcertado por la risa.

— Mira hacia debajo de ti. — Indicó ella.

— ¿Hacia abajo?

Obedeciendo, Shido bajó su mirada notando que tenía una erección notoria. Ligeramente avergonzado, él se giró sólo para escuchar una risa un poco más tranquila de parte de Kurumi.

— No tienes que ocultarlo Shido-san, es natural que tu cuerpo refleje eso al verme y además... — Kurumi se levantó de la cama para abrazar al chico por detrás pegando sus senos contra su espalda. — Me alegra el saber que Shido-san le gusta mi cuerpo.

Ahora era cuando la mente de Shido combatía para tener todo el control posible de una situación que de verdad ansiaba.

— Shido-san, quiero ser tuya. — Repitió Kurumi al oído del chico.

Ya no había manera de decir "no"; tomando la iniciativa una vez más, Shido tomó a Kurumi para besarla con pasión una vez más siendo correspondido por la chica quien cerró sus ojos dejando que Shido fuera el que abriera su noche de bodas.

Él besaba fuerte y con pasión, ella dejaba que él le besara. Las manos de Shido recorrieron la espalda desnuda de Kurumi acariciándola con gracia para sorpresa de ella quien sintió de maravilla la presencia de Shido. Llevando sus manos al pecho de Shido, Kurumi pasó a desabrochar la camisa del joven Itsuka quien se separó un poco, rompiendo el beso.

— Es correcto que ambos estemos en las mismas condiciones.

— Es correcto.

Con alegría, Kurumi quitó la prenda que llevaba el chico para mostrar el torso de él que para su sorpresa mostraba los años de entrenamiento que llevaba el joven Itsuka.

— Vaya, vaya, has estado entrenando todo este tiempo, ¿no es así? — Comentó Kurumi pasando sus manos por el torso de Shido.

— Debía hacerlo, después de todo no sabía si algo como lo antes volvería a pasar. — Dijo Shido quien llevó sus manos a las caderas de Kurumi —. Además, tenía que cuidar a alguien todos estos años y no podía darme el lujo de perder. — Las palabras de Shido mostraban su fortaleza, una que con los años construyó para proteger a Mayuri.

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