¿superpoder? Alterar Mi Corazón || TUA (Cinco Y Tú)

37 || CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

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Escuche el rumor

Parte 1

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Narra ____

Bien... ¿Cómo explicarlo? Llegamos con Klaus a la academia y efectivamente Luther estaba ahí con la chica en su cuarto. Intentamos ir a ver si estaba bien pero ellos... estaban gritando... Eran los gritos felices.

—Será mejor que nos vayamos de aquí —Dijo Klaus rápido. Me tapó los oídos con ambas manos. Yo rodé los ojos.

Pasamos por la habitación de Cinco, quien estaba sobre su cama durmiendo.

Me di la vuelta, caminando a la planta de abajo, directo al bar. Klaus me había acompañado a beber también.

—¿Quieres? —Pregunté tomando una botella.

—Por favor —Dijo con obviedad, sentándose en las sillas.

Saqué dos vasos y serví vodka. Le pase uno de los vasos a Klaus, y me quedé con uno.

—Brindemos... por dos personas que en verdad nos amaron —Indicó, alzando su vaso.

—Bien —Sonreí alzando mi vaso también.

Chocamos los vasos y tomamos un poco, la verdad me empece a sentir triste al recordar a Luke, él siempre confió en mi, y creyó en mi sin dudar ni un segundo. Pero, ahora ya no estaba.

—¿Quién es el hombre misterioso entonces? 

—Creo que no es momento para hablar de eso.

—Vamos... —Pidió Klaus.

—Te lo diré si me dices el nombre del tuyo

—¿Como sabes que es un él?

—Es obvio, cariño —Dije guiñando un ojo.

Los dos empezamos a reír, Klaus me sirvió unos cuantos vasos más y él también, intenté estar lo más sobria posible pero fue en vano. Luego de varias copas más, nos quedamos dormidos en la sala.

A la mañana siguiente no me sentía nada mal, no resaca, no dolores de cabeza, al parecer Klaus tampoco.

—Hay que despertar.... a-a-a-achu.

—Aww, estornudas como gato... que está apunto de morir —Se burló.

—¡Esto es gracias a Luther! Ir sin playera debajo de la lluvia llama a los resfriados —Bufé mientras intentaba darme calor a mi misma.

—Te prestaré mi abrigo ven —Indicó, mientras me colocaba el abrigo.

Klaus se cambio de ropa, mamá se ofreció a darme un uniforme de la academia mejor eso a nada, pero tenía que esperar un poco para que me lo diera.

Los dos nos dirigimos al piso de arriba de nuevo. Klaus con la campana que mamá le presto, era la misma que usaba para llamarnos cuando era hora de comer.