Omegaverse||Rubegetta- Clown's Story

Cap 4: Alcohol. Part 2

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Bebida en mi mano tratando de encontrar un lugar para dormir y te veo
Tú con él
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Entre todo el vodka, entre el ron, entre los cuerpos, entre el cigarro y la gasolina, se alzaba un olor, aquel que le había hecho correr como si fuese una maratón, correr como si su vida dependiese de ello, olía a elegancia, a glamour, a madurez, a poder. Olía a vino tinto, como aquel que utilizas para acompañar los más finos trozos de carne, como el que sirves en tus cenas más importantes, como el que despierta la pasión muerta entre dos amantes. Entre todos los olores mundanos aquel le había hecho erizar la piel, por un segundo pensó que quizás solo era su mente jugándole una mala pasada, una excusa para escapar de la inminente mordida, pero no, en su interior no habría sorpresa cuando se encontrase con aquel rostro. Años después, una barba perfilada a la perfección, un traje muy formal, y un hermoso esposo a su lado.

Ahí estaban ambos, en el centro de la habitación, charlando y riendo, eran como el balance perfecto, Guillermo vestía un hermoso traje blanco, Samuel vestía de negro, eran un complemento ideal como el de sus manos entrelazándose juntas. Incluso sus olores se complementaban, junto al vino tinto se distinguía el aroma a chocolate... oscuro y fino, Rubén no pudo evitar una risa irónica que hizo todo su cuerpo temblar, recordaba las palabras de Samuel a la perfección "No me gusta el chocolate negro," pero ahora se envolvía en el aroma de su esposo, en el cuello de Guillermo. Rubén entendió entonces, su aroma jamás había sido la razón, no es que a Samuel no le gustase el chocolate, el problema era él, él jamás le había gustado a Samuel.

Pronto notó que Mangel había dejado de seguirle, suponía que aquel alfa había notado en sus ojos el dolor reflejado, había notado la grieta volver a abrirse en su pecho, había notado el sufrimiento, la tristeza, el anhelo, suponía que por eso había dejado de seguirle. Porque Mangel había comprendido, porque él se había sentido igual al encontrar a Lolito años después, por eso comprendió el dolor de Rubén. Y ambos entendieron en ese segundo, que las almas gemelas no siempre son amantes, algunas veces solo están ahí para ayudarse a sanar y seguir adelante.

Rubén se mantuvo unos segundos ahí, solo mirando a ambos hombres interactuar, bailar, reír, pronto se dio cuenta que ya no pertenecía a ningún lugar, ni a la pista de baile, ni a su hogar con olor a otoño, ni a Mangel y mucho menos a Samuel. Se dio cuenta que debía tambalear hacia otro lugar porque ya no podría encajar en ninguno de los ambientes a los que estaba acostumbrado, con una bebida más en la mano camino hacia la entrada, donde se sentó en la cuneta por largos minutos, afuera todo era silencioso. Rubén espero, espero y espero, sin saber que era lo que esperaba, quizás una respuesta que le azotara el rostro o quizás una estrella fugaz para pedir un deseo.

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Comienzo a quedarme dormido, no queda nada más que yo y mis pensamientos
¿Tan siquiera sabe él que existo?
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Que imagen más triste. Ebrio, dolido, abandonado, ardiendo por dentro, comenzó a caer dormido en aquella cuneta, simplemente observando al vacío, y sintiendo al vacío devolver la mirada, se aferraba al cemento intentando lograr algún punto de apoyo pero el universo no dejaba de girar. Cuando el sueño comenzó a apoderarse de él, gritos le sorprendieron, sobresaltandose se incorporó, escondiendo su rostro en sus manos, no comprendía como el mundo se esmeraba en acabar cualquier índice de paz en su vida. Escuchaba una conversación distorsionada, palabras disparadas en rabia contenida, palabras que parecían ignorar su presencia, pero estaba acostumbrado, a que su humanidad fuese solo polvo o humo invisible, por lo que ya no dolía sentirse ignorado, algunas veces era hasta conveniente, como en ese momento, donde pronto pudo distinguir lo que las voces decían.

-¿De nuevo? Es que no puedes ser más obvio, ¿Cierto? Frente a mi cara, Guillermo- Reclamaba la voz más grave mientras Rubén observaba como ambas siluetas se acercaban a él, se detuvieron dándole perfecta vista de lo que ocurría, mucha fue su sorpresa de ver aquella pareja tan perfecta con los ojos inyectados en rabia, con los puños apretados y con los anillos de boda lastimándoles las palmas de las manos.

-¡No es mi culpa que seas un alfa inútil que no sabe satisfacer a su omega! ¡Ni siquiera te atreves a marcarme!- Fue en ese momento que Rubén pudo notar que era verdad, Guillermo no portaba ninguna marca en el cuello como generalmente lo haría un omega casado, les observaba como un niño que estaba espiando a sus padres en la habitación, tan sucio pero al mismo tiempo tan curioso de entender lo que sucedía. Para su suerte su aroma se camuflaba con el aroma del bar y ellos eran incapaces de notar su presencia, manteniéndole en su aura clandestina.

La pareja discutió por largos minutos, culminando en un omega rabioso lanzando un anillo de bodas a la cara del alfa, Rubén observaba al amor de su vida gruñir y recoger la sortija guardándola en su abrigo.  Rubén se acercó, en silencio sacó un cigarro, lo extendió a Samuel el cual sin mirarle agradeció por lo bajo, fumaron por minutos, simplemente mirando el cielo, las estrellas, el humo alzándose hasta el espacio y dando piruetas de alegría al ver dos almas conectar nuevamente. Samuel volvió su mirada a los ojos de Rubén, por primera vez pudo verle, ahí entre alcohol y suciedad, lo único que resplandecía era Rubén, y Samuel finalmente podía verle.

El alfa inhaló profundamente, el aroma de Rubén era principalmente cigarro y gasolina, pero entre esa espesa mezcla, muy tenue, se iba alzando un nuevo aroma, uno que mostraba amor, deseo contenido, timidez, perdón y arrepentimiento. Un aroma a uva... y es que que todos saben, que las uvas son el verdadero complemento del vino, sin ellas, el vino jamás podría existir.

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¡Aquí termina el capítulo 4 oficialmente! Espero les guste, y pronto el siguiente 💜