Capítulo 2

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Harry parpadeó, inseguro de lo que acababa de oír.

“¿…Cómo dices?”

El omega le sostuvo la mirada, desafiante.

“Me has oído perfectamente. Así que disculpa, ha sido una gran conversación pero…”
“¿Quieres matar… vas… estás loco?”

Él se encogió de hombros. Parecía aún más diminuto dentro de la enorme chaqueta negra, que le colgaba hasta los muslos y le habría cubierto las manos si no le hubiese doblado las mangas. La pistola se veía horriblemente fuera de lugar en sus manos delicadas, como si fuera un niño jugando a la guerra con fusiles de verdad.

“Ninguna de esas preguntas es de tu incumbencia”

“Oye, deberías…”

“No” lo cortó con brusquedad. Su voz, dulce y ligeramente aguda, sonaba casi rasgada por el enfado. “No vas a decirme lo que debería hacer. No vas a decirme lo que tengo que hacer. No voy a volver a escuchar a un maldito alfa opinando sobre mi vida. No voy a seguir órdenes de ningún alfa maloliente y estúpido que se cree mejor que yo. Cierra la boca. No quiero oír nada de lo que tengas que decir”

“Sólo…” las palabras se mezclaban en su garganta y se le atragantaban; había algo sobrecogedor en el ligerísimo temblor de su mano con la pistola, en sus ojos tenaces, desesperados. Había algo detrás de ese omega que no podía imaginar. “No pretendo decirte lo que tienes que hacer, pero esta noche es la peor que podrías escoger. Acaba de empezar, y la gente está nerviosa y emocionada, y esta zona está llena de purificadores, y les vale cualquier sacrificio”

El omega agitó la pistola delante de él, con aire petulante, y Harry sintió una risita sarcástica acumularse en su garganta.

“No creerás que los vas a parar con una pistola, ¿verdad? ¿Sabes cuántos son? ¿Sabes cómo son?”

La tranquilidad con la que le vio sacudir la cabeza lo convenció de que era su primera Purga.

“No me dan miedo. Ya no me da miedo nada”

“No sabes lo que dices” dijo con sencillez.

“Y tú me lo vas a decir, ¿verdad? Porque eres un alfa, fuerte y grande y poderoso, y lo sabes todo, y…”
“Oye” lo interrumpió, perdiendo la paciencia. “Si quieres irte, eres libre. Pero es una misión suicida. No los vas a encontrar; es de noche, las calles se van a llenar de gente que te convendría evitar, y no tienes coche ni nada por el estilo. Quieran lo que quieran hacer tu padre y tu hermano, estarán en el centro, seguro, y allí sí que no tendrás ni una posibilidad. Serán los purificadores te encontrarán a ti, y no sé esto porque sea un alfa” continuó rápidamente al verlo abrir la boca “Lo sé porque soy un guardia de seguridad. Y trabajo en la Purga, y he visto a cientos como tú.Cientos.”

La expresión del omega permaneció imperturbable.

“¿Algo más?”

“Sí” puso los ojos en blanco “Un consejo, cuando apuntas a alguien con una pistola, lo normal es quitarle el seguro antes. Ya veo que también en eso tienes una gran experiencia”

El omega apretó los labios en una línea fina y recta.

“Que te jodan” masculló. Harry se encogió de hombros al verlo darle la espalda para marcharse. “Ni se te ocurra seguirme”

“Oh, descuida. Lo creas o no, tengo otras cosas que hacer aparte de discutir con omegas tercos. Trabajar y todo eso.”

Casi le vio una chispa herida en los ojos azules. Casi.

“Muy bien” espetó, alejándose definitivamente “Suerte con tu ajetreada vida, estúpido”

“Lo mismo digo” Harry sacudió la cabeza con incredulidad mientras lo observaba alejarse. Tenía que dejar de meterse en asuntos ajenos, decidió con firmeza. Era la Purga, ya había arriesgado bastante. Se había acabado la charla.

Yo mataré monstruos por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora