Rubius - Encuentro nocturno

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La oscuridad para Rubius fue una etapa que aceptó con gusto, siempre había reconocido ese lado psicótico en él, pero así mismo siempre logrando controlarlo, haciendo que se expresara cuando sólo él lo deseaba.

Pero Karmaland habia cambiado mucho desde la muerte de Nieves.

Desde que entró a su casa y vió su cuerpo bañado en sangre junto a una expresión de horror en su ahora rostro sin vida algo se quebró dentro de él. A su Nieves le quitaron la inocencia, no la violaron, pero él sabía sólo con ver la escena como había sufrido, su Nieves había confiado en el visitante y le arrebataron la vida. Se culpó, sintió culpa como nunca en su vida, si no hubiera estado en casa de Vegetta la habría protegido, no la tuvo que haber dejado sola para ir a tontear con su amigo.

Reconocía la tensión entre ellos pero nunca había intentado algo más allá, por puro respeto a Nieves, su linda mujer de piel pálida no merecia ser engañada, no merecía tener el novio que el que le tocó, se sintió despreciable, como el peor trozo de mierda en el mundo, por no poder protegerla y por no darle la atención que necesitaba, por no estar para ella, porque sintió que el tiempo no fue suficiente, todas las citas, las historias y las veces que le enseñaba a decir su nombre, todo se desvanecía como polvo, podía sentir como los recuerdos se alejaban a una velocidad que era imposible detener, todo mientras su corazón se hacia trizas.

A Nieves la habia asesinado un habitante de Karmaland, y nada podría ponerlo mas furioso.

Tomó el cuerpo de su amada en sus brazos manchando su sudadera con el rojo sangre proveniente del cuerpo sin vida y bajó hasta su boveda, completamente en silencio, con la cara seria, tomó una decisión muy imporante ese día, nadie volvería a joderlo, jamás.

Cerró la puerta metalica y depositó con delicadeza el cuerpo femenino viendo la enorme mancha roja tanto en su ropa como en sus manos, sintió algo extraño, distinto a la tristeza. De pronto la alegría llenaba su cuerpo, una felicidad retorcida con un sabor amargo en la garganta, no pudo contener la risa, esta escapaba de sus labios como reos de una cárcel.

Desesperado con la última gota de cordura en su cuerpo se llevó las manos al cabello, tirando de el con fuerza, sin poder parar de reír, tanto que las lágrimas escurrían por sus ojos amontonándose unas con otras, quería sentir dolor, quería sentir el mismo dolor que sintió Nieves, el dolor punzante de un arma blanca. Era como si su cuerpo lo pidiera gritos, merecía sentir lo mismo que sintió su mujer en su ausencia.

Buscó en sus cofres sin siquiera recordar la posibilidad de poder buscar en el ordenador, quería, o más bien necesitada hallar un cuchillo, y juraría que tendría uno en alguna parte, lanzaba todo lo que encontraba por los aires con cuidado de no dar con el cuerpo inerte a unos pasos de él.

Al final, todas sus pertenecias estaban regadas al rededor del piso, a excepción de un perimetro donde en el centro se encontraba Nieves, perfectamente colocada como si se se etuviera abrazando a si misma, nada la tocaba, nada lo merecía, hasta le había quitado su armadura para seguir viendo su clásica vestienta. Por lo que, sólo quedaba Rubius de rodillas en el piso, logró encontrar un cuchillo de hierro, aún su boca que no dejaba de sonreír, aún frente a lo que quería hacer, una parte de él no quería hacerlo, pero lo necesitaba, como si fuera una droga, en el culmine de su extasis y culpa apuñaló su propia mano, la cuchilla afilada era uno de los peores dolores que haya experimentado, se asustó, pero al mismo tiempo se sintió encantado.

Dolía con un demonio, pero fue peor al retirarlo, podía sentir como los músculos y tejidos de su palma se desagarraban, supo que no debería hacerse más heridas, al menos no profundas, porque estando demasiado herido no podría llevar a cabo su venganza.

Se desplomó de lleno yaciendo junto al cuerpo inocente de nieves, otra vez lo embargó la tristeza, ella tan hermosa y él completamente fuera de sus casillas, ¿esto es lo haría por ella? por supuesto que no, quería más, deseaba la venganza como su único objetivo en la vida.

Psychotic - Evil!KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora