Hermandad oscura - Información

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Hola! antes de comenzar el capítulo quiero decirles que no contiene ninguna ship, es un capítulo informativo que me gustó como está narrado, el personaje principal no es integrante de Karmaland pero que espero que aun así lo disfruten por que siento que está muy bien hecho.

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Sus botas chapoteaban en los charcos de agua estancada, pestilente a pescado podrido, el olor se intensificaba a medida que los cajellones se volvían más cerrados y estrechos, observa algunos balcones de las viviendas a su alrededor, pensando en la gente que tendría que vivir ahí con la peste las veinticuatro horas, casi sintió lástima, casi de no ser por las miradas fulminantes que le dirjian, que les jodan, pensó.

El puerto es un lugar necesario para la ciudad de Karmaland, necesario tanto para las exportaciones como para el sustento de trabajo a los pescadores de la zona, aunque la mayoría de los productos se venden en el centro de la cuidad.

Pero la estética era sin duda lo que más llamaba la atención, esa combinación de luces neón con el verde del fango y la densa niebla que cubre sobre todo el muelle, parece ruidoso para la vista, sin embargo la gente vive acostumbrada, como es lógico.

No es como que a Octavio le gustara mucho bajar al puerto, de hecho todo lo contrario, pero alguien debe hacerlo, para favorecer a su padre como para demostrar que no era solo un niño pijo de ciudad.

Divisó el muelle con los ojos entre cerrados, pues la niebla a penas deja ver unas cuantas tablas, aún con los peligros que pueden ocultar la inocua calígine no se sentía intimidado, confiado quizá, ambicioso sobre todo.

Como se lo esperaba debido a las indicaciones de su padre, encontró a tres hombres corpulentos apoyados en los pilares de aspecto frágil, tendría que hacerse el chulo y no es como que le costara mucho.

- ¿Acaso vienes perdida hadita? - Grita hacia él un hombre gordo de barba canosa, Octavio sintió verdadera aversión al verle la boca cubierta por vellos desporlijos cubiertos de migas y saliva.

A un lado del barbón se encontraba recostado un hombre de al menos treinta años de cabellos negros quién también portaba una ligera barba recortada de pelusa gruesa, por el contrario, el tercero se veía menor, puede que de su misma edad, igual de curpulento que el resto pero con un rostro más fino y juvenil

Aguantando las ligeras ganas de vomitar gracias a la comida revuelta en su estomago pronuncia - Traigo esto para Hugo. - levanta su mano derecha sacando de su bolsillo una pequeña bolsa hermética transparente contenedor de al menos unas cinco pastillas azules.

El más joven de los hombres se acercó silencioso mientras los demás dejaban su actitud burlona. - Sígueme. - indicó, caminando por su lado en una señal de ser seguido, Octavio giró sobre sus talones obedeciendo, y por un segundo su mente formuló lo que probablemente el hubieran hecho esos hombres de no traer nada consigo, pues esas pastillas y el nombre Hugo eran su boleto de impunidad en el puerto.

El chico se dirigió a lo que pudo divisar como un ascensor, como odiaba esas cosas, muchas veces se sentía mareado de usarlos, pero su guía, por el contrario se veía completamente cómodo bajando una planta.

Tomó una bocanada de aire antes de usarlo.

Apenas y se veía algo gracias al reflejo de algunas luces neón moradas, aún así, estaba forzando su vista al máximo en lo que parecía ser un almacén de obsidiana, el chico adelante de él caminaba dando a entender que conocía el lugar de memoria , en ello, pudo divisar una mesa con algunas botellas, unos estantes a los laterales y, en un fondo a donde iba su compañero, una división hecha con una cortina de color burdeo.

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2020 ⏰

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