Dos figuras se acercaban sigilosamente a una enorme congregación de bestias de color rojo.
Una tenía el pelo corto y de un azul marino. La otra, que tenía una expresión más infantil, tenía un pelo color caramelo recogido en dos coletas muy largas.Irina: ¡Vamos a por ellos Xenovia! No nos han visto, aprovechemos.
Xenovia: Cállate tonta. Si gritas así eso va a cambiar, y no sabemos...
Un rugido de las bestias sobresaltó a ambas, y derrepente, una sombra pasó sobre ellas y dió una patada a la criatura más cercana en la cara, lo que la mató prácticamente al instante:
Ban: Esto es malo.
Miró a las chicas y sonrió burlón:
Ban: Oh, ¿Os robé la presa?
Xenovia: Tú, ¿Quien coño eres?
Ban no contestó y evitó un golpe de uno de los monstruos rojos. De un golpe con Course-chouse, partió al que lo atacó por la mitad, y con una rápida patada, lanzó la mitad superior hacia un lado:
Irina se acercó a Xenovia y le susurró:
Irina: Es muy fuerte. Si resulta que es hostil, ¿Podremos con él?
Xenovia: Eso espero.
La cabeza del último de los monstruos cayó al suelo, Ban se giró hacia las chicas.
Ban: Estáis pensando en si podríais ganarme si os ataco.
Ambas quedaron calladas durante un rato mientras el chico les sonreía. Derrepente, Ban desapareció de su vista:
Xenovia: Tenemos que averiguar quién era ese.
La chica miró a su compañera, que estaba sonrojada y sonriendo:
Xenovia: ¿Irina?
Irina: ¿Que? ¡Ah sí claro!
Ambas chicas se fueron del lugar. Mientras, Ban las observaba desde una rama:
Ban: Tendré que tener cuidado. No vaya a ser que me vigilen en la ducha.