𝐒𝐚𝐯𝐚𝐧𝐧𝐚𝐡

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Solo era otro día común y corriente en el colegio, caminaba por los pasillos tratando de evadir cada mirada que estuviera puesta en mí; como usualmente hago. Y no es que me intimide del todo, pero, no tengo porque mirarles, no iba a perder tiempo en darles una mirada, la mayoría de los carajitos que asisten al colegio, no lo valen.

Alzaba la mirada de vez en cuando y vagamente para observar que no me tropezara torpemente con algún objeto que se me apareciera por el suelo.

En lo que me concierne a mí, no visto llamativamente, y con cero absoluta intención de provocar que las personas me miren (además de que soy cero por ciento fanática de la moda, y casi ninguna prenda me va bien).

Sacándome de mis intensos pensamientos mañaneros se acerca Rut, mi mejor amiga.

—¡Savannah! ¡Te extrañé tanto!–dice con una sonrisa que resalta sus ojos azules y me estrecha los brazos.

Correspondo a su cariñoso abrazo y sonrío.

—Solo ha pasado un fin de semana, yo también te he añorado–le digo dándole una tierna sonrisa.

La castaña rueda los ojos y divertida y me toma por el antebrazo para dirigirnos a nuestra clase.

Rut es muy afectiva, podría decirse que la chica más cariñosa que conozco en el colegio, demasiado para mi gusto, pero nos complementamos a la perfección.

—¿Todo va bien?—me pregunta mirándome con cierta preocupación—típico de ella—Respecto a Ben, ¿me entiendes?

—No he pensado en eso, no tengo tiempo—digo en un tono que ni yo misma comprendo

Rut se para en seco antes de entrar al aula y me mira.

Oh, no aquí viene de nuevo. Un speech de superación express

—Tienes que vivir tu duelo, una ruptura no es nada fácil, Sav, llórale, súfrele, tienes que vivirlo—me toma por los hombros y por el semblante de su rostro puedo ver que está preocupada.

Si supiera que lo único que hice el fin de semana fue regar mis mejillas de agua salada.

Lanzo una risilla nerviosa y la miro tímidamente.

—Lo he hecho, no tengo que llorarle más—retiro sus manos de mis hombros y entro al aula dejándola detrás mío—No siento la necesidad de llorarle más.

En realidad no tenía mucho que lamentar. Ben no fue precisamente mi novio, o algo por el estilo, nunca lo formalizamos, pero claramente existía un vínculo.

Tus cambios de humor me producen dolores de cabeza—resopla sentándose en el pupitre que está detrás de mi—Si no quieres sufrir, está bien, solo me sorprende lo bien que te lo estás tomando.

Me giro de manera que pueda ver su rostro y sonrío un tanto aturdida del tema de conversación.

—Te ves hermosa—me dice plantándome un beso en la mejilla llegando por atrás.

Si no la conociera, la habría mirado con un gesto sumamente notable de desagrado, pero como dije, Rut es el amor en persona.

—No lo creo, antes estás tú—respondo riendo al tiempo que saco mis libros para la clase.

—¡Shhhh! Déjate chulear un rato, amargada—escucho como la castaña bufa detrás mío.

Debo de admitir que fue difícil acostumbrarme a el afecto al que Rut esta acostumbrada a brindar, no es que me molestase o me hiciese sentir incómoda; simplemente nunca había conocido a alguien tan afectuosa.

ReconditeWhere stories live. Discover now