No es justo

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Habían pasado cinco días desde que Yuri había sido dada de alta del hospital.

Su tío regresó rápido en cuánto se enteró y, por primera vez, la pelirrubia debió contarle acerca de todo lo que pasó los últimos meses, llevándose el regaño de su vida por haberlo mantenido oculto. Tanto fue el susto que incluso su primo había viajado hasta Corea para asegurarse de que estaba a salvo, llevándose una gran sorpresa al encontrarse con su antigua amiga allí.

— ¿Choi patito Yena? — Habló el pelirrubio de cabello largo. La pelirrosa volteó sorprendida.

— ¿Hyunjin? — Dijeron las dos chicas a la vez. 

— ¿No debería ser yo el sorprendido? — Habló, hasta que, al asomarse un poco más, vio las manos entrelazadas de las dos chicas. — Oh... — Alargó, enarcando una ceja.

— Los dejaré solos. — Dijo la mayor, dejando un beso en la mejilla de la pelirrubia para acercarse y abrazar fuertemente a su viejo amigo antes de retirarse de la habitación.

Al salir, observó a sus mejores amigos sentados en la sala, conversando con el tío de los primos pelirrubios. Sonrió, sentándose a su lado, se llevaba increíblemente bien con el hombre, hablaban de muchísimas cosas de Literatura y era amable con ella, incluso si aún no eran algo oficial todavía, pues Yena esperaba que la menor estuviera completamente bien para seguir avanzando.

El mayor de todos se disculpó con ellos y se retiró a atender algunas llamadas telefónicas, se quedaron los tres solos, ninguno dijo nada y se quedaron sumidos en un silencio bastante incómodo. No habían hablado de su situación, prefirieron no hacerlo hasta que la pelirrubia estuviera en paz, porque esa era la prioridad. Pero, hace cinco días que estaba en su casa y ya se sentía lo suficientemente bien como para poder caminar por su cuenta, así que entendieron que no podían seguir aplazando aquello.

— ¿Y bien? — Comenzó la pelicorta. Ambos chicos sonrieron por su abrupta manera de iniciar la conversación.

— Se que no tienen mucho para decirme porque todo ha sido mi culpa. — Comenzó Yena, notó la cara de fastidio que sus amigos le regalaron y negó con su cabeza. — Déjenme hablar esta vez, ¿De acuerdo? — Les pidió, ambos suspiraron.

— Por lo menos ahora hablarás y no saldrás corriendo. — La acusó la castaña, recibiendo una mirada de reprimenda por parte de su mellizo. — Lo siento. — Repuso inmediatamente.

— Está bien. Entiendo que estés enojada, porque tienes razón. Lo único que hice toda mi vida fue salir corriendo, ignorando las voces en mi cabeza que me hacían sentir débil, pasando por alto mi desgaste emocional, no pudiendo controlar la pequeña fobia social que empezaba a crecer en mi interior, dejando que me consumiera hasta el punto de sentirme una inútil y una persona incapaz de mantener relaciones, o mantener proyectos, o seguir adelante con cualquier cosa. No importa que es lo que quisiera hacer, con quien quisiera hablar, nunca era suficiente para mí misma, entonces dejaba que el mal me abrazara y salir corriendo era mejor que sentarme y enfrentar el problema. — Intentó expresarse, le costaba bastante, pero la pelirrosa decidió cambiar por ella y por todos.

— No teníamos idea...— Susurró el chico, mirándola con dolor.

— Creímos que solo era una etapa que estabas atravesando por romper tu relación con...  ella. — Habló la pelicorta, sintiéndose mal por no haberlo notado antes.

— Chaeyeon, tiene un nombre, no hay que dejar de nombrarla solo porque tuvimos una relación que se acabó, ya no importa. No sabían sobre esto, porque para mí era muy difícil aceptar el hecho de que... — Dejó de hablar, suspiró fuertemente sintiendo las manos de sus amigos tomando las suyas propias, haciéndole saber que no estaba sola, que nunca lo había estado. 

Solo Fue Un Beso - YENYULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora