En el capítulo anterior...
Tierra Nueva, la gran Prusia, ahí iba.
En el capítulo actual...
Tierra nueva, la gran Prusia, ayuda requería.
La emoción estuvo presente desde que empezaron a moverse por el mar, siguiendo el curso de océano, hacia las tierras prometidas que Colón creía que serían la nueva ruta comercial dado los problemas en Constantinopla. Sin duda, todo iba bien, es más, incluso podrían decir perfecto, hasta que, como era de esperarse de un primer viaje, aquello que los marinos conocían como "soroche" al prusiano le tuvo que dar.
Y sin espera alguna, en su posición cerca al estribor, tuvo el disque placer de vomitar.
-Joder tío HAHAHAHAHA- Mientras que la mayoría observaba con sorpresa, obviedad y algunos con asco, Imperio Español simplemente se empezó a reír en la cara del que sin duda, ya mostraba signos de estar mal.
Sin acabar su risa se acercó al alemán en donde sin prisa alguna le comenzó a quitar el gran saco que tenía. El prusiano en su estado de aparente semi-inconsciencia no permitió que le pusieran la mano encima a lo que el hispano le habló.
-Chaval, estais mal, lo que debo hacer es quitaos vuestro saco, vuestra gorguera y dejadlo solo en camisa.-
Aunque parecía no escuchar, el alemán ante lo que dijo asintió para dejar caer sus manos a los costados. Dado a ello el latino pudo realizar su trabajo de la mejor manera.
-Traedme alcohol- Al cabo de un rato le pidió a uno de los humanos, el cual, se lo dio y con una grab rapidez se lo colocó en la nariz a su contrario. Pasado ya el tiempo, el invitado germánico estaba mejor.
-¿Mejor?- No le quedó más que asentir. -La ropa que usais no es la correcta para el viaje.- Parecía hablar más para si mismo que para su acompañante. - Colón, ¿No teneis un conjunto para él?- Preguntó al capitán de una de las carabelas a lo que este en respuesta asintió.
-Traedmela por favor- Le pidió a lo que enviaron a un marino para que lo hiciera. -Hay que darle gracias a Dios por ello porque debeis saber que las tierras del Reino de Portugal se acercan y mi hermano no es muy agraciado que digamos.-
Ya con la ropa en mano llevó al hijo del SIRG al cuarto principal del capitán y le dejó ahí para que se vistiera.
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Imperio Español conversaba con Colón respecto a la ruta que tomarían luego de rodear las costas de Portugal. No sabían con exactitud si debían seguir recto o iniciar la navegación por el sur.
Iban a seguir hablando hasta que él que estaba en la habitación salió y todos se quedaron mudos.
Los hijos del Sacro Imperio Romano Germánico eran considerados por varios aspectos dependiendo del ser que era, no obstante, todos, absolutamente todos, se caracterizaban por su vestir bien elegante y digno de su realeza.
Y ahora, ver a uno de ellos, con solo un pantalón negro perfectamente doblado hacia sus rodillas, una camisa blanca perfectamente recta y colocada junto a todo ello una corona de oro adornada con rubíes tan rojos como los ojos de su portador.
Sin duda, algo jamás visto en años.
La carabela se hubiera quedado en silencio si no fuera por el español mayor que se comenzó a reír.
-Oh tio, es... HAHAHAHAHA... No puedo imaginar la cara de vuestro padre si lo viera así HAHAHAHAHA- El nombrado no dijo nada en lo absoluto y se sentó lejos de la mayoría. Ante ello, el hispano se alzó en hombros y continuó dialogando con Colón hasta que después de varias horas, por fin habían decidido el como viajar; harían un pequeño descenso al sur.
Listo para comunicarlo, uno de los tripulantes, el que estaba en la parte más alta del navío, con una voz fuerte y segura, gritó.
-¡Tierras portuguesas a la vista! ¡Tierras portuguesas a la vista!-
El hermano del dueño de aquellas tierras sonrío, habían llegado a su primer destino; Madeira.
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Una simple parada en Madeira para que España se enterara que su hermano aún seguía en su viaje por encontrar, de igual manera que él, nuevas rutas comerciales.
-Ese chaval no me va a ganar- Fue lo unico que dijo en Portugal para volver a zarpar ahora con una nueva dirección; San Sebastián de la Gomera.
Sin duda, Prusia sabía que el viaje sería largo y peligroso, mucho más si ya era de noche.
-Vos dormireis en la habitación continua a la mía, esta al lado de la principal.- El español le dijo al momento en que la mayoría ya se iba a dormir. Asintiendo solamente con la cabeza empezó a caminar hacia el lugar indicado, sin embargo, algo le llamó la atención y eso era una mujer embarazada. Que... ¿Qué hacía ella aquí?
Sin considerarse alguien que le gustaba las historias ajenas se acercó a la bella dama que siendo muy educada y con un casi o mejor español que el suyo le indicó que era Felipa Moniz de Perestrello, esposa de Cristóbal Colón.
Ella amablemente le había dicho que este era el tercer viaje y de que en los anteriores ya habían encontrado tierra e incluso a algunos seres que consideraban como "indios"
-¿Indios? ¿De India?- Le preguntó el alemán a lo que ella negó.
-Aquel término lo impuso Cristóbal y los demás españoles . Ellos dicen que nuestra ruta está dirigida a la India, sin embargo, yo creo que es muy distinto a lo que se deja ver.- Sin duda, su contrario no había entendido sus palabras pero ella solo le sonrió para despedirse no sin antes decirle que por algún motivo, ella estaba segura, de que este viaje iba a cambiar las vidas de todos.
Y no se equivocó. De manera clara, no lo hizo.
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Las horas se hicieron días y los días se hicieron meses, aún así, el prusiano no podía estar más que feliz por todo lo que había aprendido de aquellos que su padre consideraba como "bajo nivel". Los hermanos Niño eran sin duda extraños, seguían a Colón como si este fuera su señor y este, también se salía de lo que podían llamar normal dado a que sus rutas eran desconocidas para todos incluso para el mismo.
Asi que después de separarse en Sebastián de la Gomera, los que quedaban con Imperio Español habían decidido cruzar el Atlántico un 21 de junio de 1498 con el objetivo de llegar a la isla de Cabo Verde.
En este viaje, el alemán se pudo dar cuenta que la vida en el mar no era tan increíble como pensaba. Cerca a unos ocho días se habían quedado varados en el océano con un gran calor quemandolos lo que había provocado que su propia persona cayera desmayada por un buen tiempo dado a un irresistible golpe de calor.
No obstante, después de ello y al pasar por la isla Santiago pudieron por fin llegar a tierra en donde la mayoría de los barcos, calaveras y naos se quedaron maravillados por lo que veían.
-Es.. Es hermoso- Pronunció el alemán con un perfecto español. Ante ello Imperio Español sonrío para tomar suavemente su hombro.
-Lo es chaval, lo es.-
Y de esa manera, el 31 de julio de 1498, los españoles junto al hijo del SIRG, llegaron a costas de lo que actualmente es conocido como la isla de la Trinidad.
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<<<°[Respuestas]°>>> PrusVene
FanficDesde el momento que lo vio supo, en ese preciso instante, que toda su vida actual era una miserable y lastimera mentira. -Prusia... Aún así, no sería capaz de creerle a sus instintos porque era tan claro que su persona no tuvo ni tendría nada que v...