Todos los tonos de azul parecen estar reunidos en este paraje divino. Desde el suave cían que indica el final del cielo y el principio del reino del mar; hasta el ultramarino en la zonas del océano donde habitan las algas y las rocas.
El mundo, la madre naturaleza, parece demasiado bello para haber regalado este lugar a los humanos, esos seres que destrozan todo lo que tocan.
Todo lo bello lo vuelven feo, todo lo valioso lo guardan para unos pocos, y lo malgastan en arrebatos de codicia. La humanidad no merece tener ese nombre, pues nos comportamos como si no fuésemos humanos.
¿Por qué la madre naturaleza se esfuerza en darnos una oportunidad tras otra? ¿Por qué nos esforzamos? Al fin y al cabo, dentro de un tiempo, infinito o efímero, cualquier muestra de nuestro paso por el mundo, por el universo, por esta infinita galaxia de oscuridad, quedará reducida a cenizas, borrada para siempre, para toda la eternidad; y los futuros pobladores (si es que los hay) cometerán los mismos errores, sin poder tener nuestro consejo para evitar que la historia se repita una y otra y otra vez. Aunque creer que ellos se dejarían aconsejar es creer y confiar demasiado en la humanidad.

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Aurea mediocrita
PoezjaProsa poética, poesia prosáica... Llamalo como quieras. Esta es una puerta a mi mente, a mi mundo. Te abro las puertas a mi imaginación, a mis más reconditos pensamientos. Por favor, respétalos. Bienvenido lector, bienvenida lectora. Mucho gusto. Au...