Lillian se mudó de casa de sus padres apenas ella volvió de la guerra. No deseaba que la escucharan llorar por las noches, no quería recibir constantes interrogantes sobre lo que vivió durante la guerra y la razón por la que fue retirada antes, tampoco quería hablar sobre él.
Así que consiguió un trabajo en una pequeña clínica en un pueblo cercano, así como una bonita casa y abandonó lo que prometía ser un suburbio, en búsqueda de tranquilidad.
Las placas de Bucky seguían colgadas de su cuello, varias ocasiones al día llevaba su mano hacia ellas. Se había una costumbre.
—Me gustan mucho las flores que ha plantado, señorita Lillian —dice la pequeña niña que se ha detenido para admirar la hermosa naturaleza que rodea la casa de la chica, ella deja su bicicleta tirada en una parte del jardín y se acerca a la joven —. ¿Cómo se llaman?
—Bueno, es una flor con muchos nombres, algunas personas le dicen flor de lis, otras la llaman azucena, aunque la mayoría las conoce como lirios. Pero yo prefiero llamarlas lili.
—¿Cómo usted? —pregunta la niña con ilusión.
—Sí, Katherine. Esta hermosa flor y yo compartimos parte del nombre —afirma con cierta melancolía.
En ese momento la madre de Katherine le llama para que vaya a comer, la pequeña se despide de Lillian, sube a su bicicleta y pedalea hasta su casa, que está a tres viviendas de distancia, a lo lejos, la madre de la niña saluda a la castaña.
Lillian recoge sus pocos utensilios con los que ha dado forma a las flores en su jardín.
Se toma unos minutos para observar lo bello que se ve su pequeña casa con tanta naturaleza rodeándola. Porque además de un par de árboles al lado, el resto del jardín delantero está sembrado de hermosos lirios rojos y blancos. Sonríe levemente y acaricia de nuevo el par de placas que descansan sobre su pecho.
Camina hacia la puerta de entrada y se encuentra con esos ojos azules que la enloquecen. El portador la observa maravillado, una enorme y sincera sonrisa aparece en sus labios al verla.
—Vamos, James. Es hora de comer —dice ella.
—Sí, mami —responde él.
El pequeño de cuatro años toma su par de carritos de juguete y extiende sus manos para que su madre lo cargue, cosa que por supuesto ella hace.
Al menos Lillian tiene una parte de James con ella y el permanente recuerdo del color de sus ojos. Aunque su embarazo fue causa de baja del servicio, también fungió como su consuelo y un poco de luz entre tanta adversidad.
Su vida se centró en el pequeño James Grant Barnes.
Sin embargo, ellos no son conscientes de que alguien más los observa...
Bucky abre los ojos luego de lo que Wanda le ha revelado. La sokoviana tiene una discreta sonrisa en los labios, mientras que Sam intenta entender las miradas de sus compañeros.
—¿Qué vieron? —pregunta Falcon con curiosidad.
—Que te lo diga él —responde Wanda con su singular acento.
—¿Buck? —Sam se acerca al ojiazul que tiene la mirada perdida, pero que ahora sus ojos se llenan de lágrimas —. ¿Estás bien?
—Lillian —susurra el ex soldado de HYDRA —. Tuvimos un hijo —dice él en voz baja ante la sorpresa del nuevo Capitán América.
Cuando pudo recobrar el sentido, lo primero que hizo fue buscar sobre ella, y encontró que había fallecido un par de años antes. Supo que sólo tuvo un hijo, no quiso averiguar más porque temía al dolor de saberla casada con alguien más, pero la revelación de Wanda le daba a entender que ese único hijo era fruto del amor entre ambos. Eso lo enloqueció de felicidad.
De inmediato James toma su chaqueta y corre hacia la salida.
—¿A dónde vas? —pregunta Wanda antes de que salga.
—Iré con Bruce, necesito ir con ellos —le responde y se detiene en la puerta para ver a su amigo —. Suerte, Sam, la necesitarás.
Fin❤️
Pronto subiré el epílogo. Gracias por leer la mini historia ❤️
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La enfermera y el sargento [Bucky Barnes]
ФанфикHISTORIA CORTA | COMPLETA | FANFIC En los 40's, en plena guerra, el amor es una cosa que no se puede desaprovechar.