Lillian pasa el resto de la tarde vigilando la fiebre de Bucky, que luego de un par de horas, su estado general de salud ya se encuentra muy normal, cosa que sorprendió al médico y que hizo necesario que un par de galenos más lo examinaran.
—¿Seguro que ya nada te duele? —le pregunta Lillian cuando toma su temperatura y esta sale dentro del rango normal.
—Me siento como nuevo —responde él con una gran sonrisa —. Ya no hay molestia, mi cabeza no duele y al parecer la fiebre cedió, ¿no?
—Sí, fue como si sólo hubieras enfermado por 6 horas —afirma evidenciando la duda en sus palabras.
—Supongo que ya me sacarán de aquí —dice el sargento con cierta diversión.
—Pues la indicación es que te quedes en observación, al menos esta noche. No es nada normal que tengas cambios tan drásticos en tu salud.
—¿Significa que pasaré más tiempo contigo? —pregunta con una ilusión que no pasa desapercibida para la castaña.
—Seré relevada en 10 minutos, James. Pero prometo venir antes del desayuno a verte —murmura la joven.
—Supongo que tendré que conformarme con eso —dice el ojiazul y toma la mano de la joven entre las suyas —. Cumpliste tu palabra de cuidarme si me enfermaba por lo de anoche, entonces confío en que mañana vendrás.
—En parte fue mi culpa —dice la chica.
—No digas eso, fue una decisión propia. No me arrepiento de cubrirte anoche, de no haberlo hecho, tu estarías enferma —se apresura a decirle mientras no aparta su mirada de la de ella.
Lillian le sonríe en agradecimiento y Bucky no puede estar más conforme con ese gesto. Todo está pasando demasiado rápido entre ellos, pero eso no significa que él tenga dudas respecto a lo que siente, es más, lo está disfrutando.
Como Lillian lo ha dicho, algunos minutos después llegan las enfermeras que estarán durante el turno nocturno, así que la joven se despide con una sonrisa discreta del sargento.
Bucky no tiene molestias durante la noche y aprovecha el gran tiempo libre que tiene para descansar, algo de lo que usualmente no se disfruta. Sin embargo, durante todo el tiempo se mantiene pensando en la bella chica a la que ha empezado a cortejar.
—¿Seguro que estás enfermo? —le cuestiona Steve sentándose a su lado.
El rubio ha decidido visitar brevemente a su amigo antes de irse a dormir. Por el horario no son permitidas las visitas, pero es el Capitán América y no hubo persona que lo detuviera, además, las enfermeras estaban complacidas con su presencia.
—Porque te ves de lo más normal —continúa diciendo Rogers —. Probablemente sea que te encuentres enfermo de amor.
—No digas tonterías.
—¿Y Lillian? —cuestiona Steve y de inmediato Bucky sonríe.
—Ha ido a descansar, vendrá mañana muy temprano —afirma el sargento con una gran sonrisa.
—¿Te gusta?
—Es preciosa —responde Barnes sin pensar, es como si las palabras ya estuvieran listas para salir apenas la guapa enfermera fuera nombrada.
—Eres mi amigo y te conozco mejor que nadie, y ella me agrada, así que simplemente lo diré... Ella no es como las demás chicas con las que salías.
—Lo sé, Steve. Ella es diferente a todas, con ella me siento muy bien y me encanta su compañía.
—¿La quieres? —cuestiona el super soldado.
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La enfermera y el sargento [Bucky Barnes]
FanficHISTORIA CORTA | COMPLETA | FANFIC En los 40's, en plena guerra, el amor es una cosa que no se puede desaprovechar.