Un Nuevo Héroe: Tú forjas la Leyenda.

Bienvenido Héroe

En una habitación, iluminada sólo por una vela, intuyes una figura sentada, pero de la que te es imposible ver el rostro ni nada de lo que te rodea. Con voz cálida se dirige a ti.

¡Oh! ¡Hola! No esperaba ninguna visita. ¿Os habéis perdido? Supongo que debe de ser así, si no... no hubiérais llegado hasta donde estáis ahora mismo. Es curioso como el destino elige caprichosamente a sus campeones/campeonas... pena que ninguno de los que eligiera anteriormente sobreviviera. Pero no te asustes todavía, ya tendrás tiempo de hacerlo. Y por favor, deja de estar de pie, siéntate, ponte cómodo/a.

Con un simple chasquido de dedos, hace aparecer un sofá detrás de ti, golpeándote levemente para dejar que cayeras sobre él.

¿Cómodo verdad? Da gusto conocer gente nueva, aunque sea cada cien años.

Notaste que la persona que tenías frente a ti se acomodaba en su asiento y que se encendía un cigarrillo, cuya punta encendida, junto a la vela, eran los dos puntos de luz que había en todo el cuarto.

Te pido de antemano mis disculpas por no dejarte ver mi rostro, ni nada de nuestro alrededor, pero digamos que... me gusta la oscuridad. Además, veo mejor en ella...

Captabas que hablaba en tono de burla, pero en esos momentos, al oír sus últimas palabras viste sus ojos rojos, brillosos como dos rubíes que captaron inmediatamente tu atención.

Verte así de extrañado/a hace que me divierta más todavía. Pero vamos a lo realmente importante aquí, ya que después de unos momentos me iré y tu aventura dará comienzo.

Mi mundo, uno totalmente diferente al tuyo, está en grave peligro y la ayuda que necesito, necesitamos, debe ser del exterior. Las leyendas parecen no mentir, ya que tú estás aquí, eres la prueba de ello. Anteriormente mencioné que hubieron otros héroes que fracasaron, pero confío en que esta vez será distinto. Tienes potencial, lo presiento. Veo en ti, el interés que otros no tuvieron. Tu presencia aquí marca el inicio de una nueva era para los míos...

Si decides quedarte y ayudarme, tendremos que hacerte una ficha, ¿no? Es una mera formalidad para conocerte, que desde que habéis llegado no he podido daros paso para hablar. Pensad en ella como una tramitación para llegar al que será tu nuevo hogar.

Suelta una leve risa mientras que se levanta para abrir una puerta que había tras él. Al hacerlo, una luz tenue iluminó de manera vaga la habitación pero no lo suficiente como para ver a aquel quien te había estado hablando.

Bueno, mi trabajo aquí ha terminado, yo solo doy la bienvenida a los nuevos, mi amigo Taipex se encargará de hacerte la tan laboriosa ficha. Eso sí, no te sobresaltes cuando le veas, es un gnoll u hombre-rata, como quieras llamarlo. Va encorvado, es viejo, feo, mal oliente y le da igual todo ya..., la vida lo trató de mala manera y por ello lo paga con todo el mundo. Aunque en el fondo no es malo, solo quiere que le dejen tranquilo. Por cierto, un consejo, no deberíais mirarle directamente a los ojos..., no lo soporta.

En fin, ha sido un placer y no os pongáis triste, puede que nos volvamos a encontrar una vez que piséis tierra nueva. ¡Adiós!

Cruzó la puerta cerrándola lentamente, dejándoos completamente solo en la habitación con un silencio absoluto y con la vela apagada completamente. A los pocos segundos el silencio se rompió por una voz chillona, como si la misma oscuridad que os envolvía tuviera voz propia.

Sangre nueva sóis, ¿mmm? Otro trozo de carne fresca... Mi amo ha adelantado parte de mi trabajo aclarándote el motivo del por qué estáis aquí, mejor para mi, menos saliva tendré que gastar para alguien como tú, un ser... tan insignificante. Empecemos.