𝑯𝒂𝒃𝒍𝒂𝒎𝒆 𝒅𝒆 𝒕𝒊 | 𝑫𝒊𝒙𝒊𝒆 𝑫'𝑨𝒎𝒆𝒍𝒊𝒐

07• Propuesta.

Terminamos de cenar y nos encontrábamos charlando entre risas, era la noche perfecta. Hasta que a Avani se le ocurre algo.

-¿Has experimentado algo paranormal?- levanta una ceja curiosa.

-Avani- le advierte Brent.

-Es simple curiosidad- rueda los ojos.

-No- respondo- ¿A qué viene todo esto?.

-Podriamos jugar... ya sabes.

-Estas loca- de repente se me secó la garganta.

-Es solo intentar, Dixie.

-Que no, ¿qué rayos te pasa?- me estaba empezando a enfadar.

-Solo era una propuesta. No. Okey ya entendí- levanta las manos en señal de paz,- ¿vamos?.

Pedimos la cuenta y todos nos retiramos, volvemos en auto ya que era demasiado tarde para volver caminando.

Ya en la casa voy directo a mi habitación y caigo dormida, estaba demasiado cansada por más que me la haya pasado acostada, además me tendría que despertar temprano a trabajar.

Por la mañana me despierta Brent para ir juntos, me tomo una ducha relajante y por el camino paramos a desayunar algo.

Hoy era mi día de salir temprano, por más que fuera lunes sentía que el tiempo pasaba demasiado rápido. Aunque algunas veces estaba en el mostrador cabezeando del sueño.

Estaba apunto de quedarme dormida cuando suena mi reloj, era hora de irme. Voy hacía el baño a cambiarme y a despedirme de los demás.

Caminaba sin prisa ya que no tenía nada que hacer, me sobresalto al escuchar a alguien detrás mía tomándome por sorpresa.

-¡Eres tú!- le doy unos pequeños golpes que dudo que los sienta.

-También me alegra verte- responde riendo.

-Me incómoda no saber tu nombre aún, ¿sabes?.

-Sigueme- okey. Había sido completamente ignorada.

-¿Dónde vamos?.

-¿Quieres saber mi nombre?.

-Si- respondo segura.

-Entonces andando- me tapa los ojos con sus manos y así planea que vaya.

-¿Pero qué haces?.

-¿Puedes dejar de hacer tantas preguntas?, confía.

Llegamos a una casa bastante bonita, aunque parece un poco descuidada. Me suelta para abrir la puerta y observo detenidamente su interior. Pareciese que nadie la habitaba durante un tiempo.

-Sientate.- voy hacía un pequeño sofá. Él toma una silla la da vuelta y se sienta en frente mío. Tose falsamente aclarandose la garganta antes de simular sacar una especie de contrato invisible y me lo lee.

Contrato de confesionalidad.

Si aceptas averiguar sobre mi vida, adelante. Pero para esto deberás cumplir con ciertos requisitos.
No deberás contarle de mi a nadie de tu confianza, esto implica no contar a nadie si nos vemos, si charlamos, absolutamente nada.
No te acercaras a mi a menos que yo quiera conversar contigo, yo te buscaré de ser necesario.
Harás lo que te pida, sin excepciones.
Para llegar hasta aquí será con total discreción, todavía mi confianza no está al 100%, deberás ganarla.

Levanta la vista mirándome fijamente a los ojos y estudia todo mi rostro, su semblante serio pasa a uno completamente divertido.

-¿Aceptas?.

¿Qué rayos fue todo eso?.

-Tomalo como un juego.

-Si es un juego en algún momento puedo perder.

-Entiendes rápido- sonríe,- que pena... las consecuencias están en la letra pequeña que nadie alcanza a leer.

-¿Puedo pensarlo?.

-Por supuesto, el tiempo que quieras.

Recuerdo tener su chaqueta en mi mochila, lo había traído por las dudas.

-Esto es tuyo- me mira extrañado,- no preguntes que pasó con la otra.

-Fue una buena elección- me sonríe.

-Debo irme- me apresuro a decir.

-¿No quieres quedarte?.

-Recordé que debo hacer algo.

-Otro punto, nada de mentiras- lo miro extrañada,- eres muy mala mintiendo.

-Me iré sola.

-¿Sabes irte?- pregunta burlón. Ruedo los ojos y dejo que vuelva a taparmelos hasta dejarme en la plaza central.

Al llegar a la casa me encuentro con Charli sirviendo unos snacks.

-¿Porqué tardaste tanto?- frunce el ceño.

-No me apresuré al venir- tomo un puñado de snaks y voy a mi habitación.

Tenía mucho en que pensar, no sabía por donde comenzar, lo peor era no poder hablarlo con nadie. ¿Y si aceptaba?, ¿que podría salir mal?.

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Avani en multimedia.