II. Promete a tu yo del pasado amor incondicional.

21 2 0
                                    


A mi yo del pasado, esa niña pequeña e indefensa que se veía inferior e insuficiente para cualquier persona, te escribo esta carta para ayudar a que ese recuerdo de nuestro pasado cambie, para que veas que mi yo del presente te ama más que nadie.

Ojalá en aquel momento te pudieras haber visto como yo te veo ahora, una niña dulce, bonita, delicada, con esa luz en la cara que a cualquier persona parecías adorable.

Quiero que sepas que, para mí, eres la niña más especial del mundo, no había otra igual en el mejor de los sentidos. Ninguna. Esas cualidades que para ti eran defectos, te hacían ser única. Ahora piensa, ¿para qué querías ser como las demás? lo bonito es ser diferente, tener tu propia esencia que te caracterice y te haga ser una persona excepcional y tú, por suerte, lo eres.

Sólo puedo darte las gracias porque si no fuera por tu forma de ser en el pasado, no sería como soy hoy. Si es verdad que tengo mucho que mejorar, pero ahora quiero que sepas que yo te voy a dar toda esa seguridad de la que carecías. Te voy a ofrecer todo el amor y el cariño que nunca tuviste el valor de darte a ti misma.

Quiero que, cuando mire hacia atrás, cuando recuerde esos momentos en nuestra infancia, solo vea luz en aquellos días. Las sombras y tormentas que predominaban en nuestros días ya no las recuerdo, porque ahora creo en ti. A partir de ahora cuidaré tu imagen, no hablaré ni una palabra negativa de ti de ahora en adelante.

Todo lo bueno que tienes, que no son pocas cosas, las recordaremos juntas en momentos de miedos, ansiedad o estrés. Siempre es bueno darnos un empujoncito a nosotras mismas en malos momentos para darnos cuenta de que realmente podemos con la situación como siempre hemos podido gracias a todas esas cualidades que te hacen ser tan especial.

Yo misma me encargaré de que comencemos a valorarnos en lugar de pensar siempre negativamente. Quiero que llegue a ser la niña más feliz del mundo.

-Para mí, mi momento más complicado hasta ahora ha sido la adolescencia. Para todo el mundo se trata de un momento de cambio, cambios que según como hayamos vivido nuestra infancia, nos veremos más o menos favorecidos por ellos. En mi caso, debido a una inseguridad y una falta de confianza en mí misma, mi adolescencia fue un momento bastante traumático, lleno de temor.

Varias de mis cartas han ido destinadas a este momento y, gracias a ellas, mi recuerdo ha mejorado considerablemente.

Estos son mis pequeños trocitos de mí, abriendo mi corazón y sanando aquello que más me duele, pero siempre debemos de tener en cuenta que el primer paso para curar aquello que tememos, es tener la fortaleza suficiente de hablar de ello. Creedme, una vez pasada esta línea, ya sólo vais a mejorar.

Que las disfrutéis. -

No hay nadie como tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora