Capítulo 4

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Al acabar con los tres Malais pequeños, nos agrupamos. A los de las pistolas se les acabaron varias balas, así que Eider tuvo que hacer más, además de que la espada de Orion estaba rota por culpa de aquel Malai, así que se quedó apartado, y Jade se quedó cerca para respaldarlo.
Quedábamos Kilian, Orion y yo. Si algo llegaba a ir bien, Seguramente Jade y Eider nos ayudarían, pero era mejor que en ese momento Jade cuidara de Eider.
Los Malais se iban acercando, con cada paso que daban la tierra se revolvía. Orion cerró los ojos y se teletransportó al cuello de uno, mientras Kilian dirigía sus balas hacia su corazón y cabeza. Orion clavó la espada en el cuello y un grito retumbó en la sala. El Malai se agitó, chocándo a Orion contra la pared.

— ¡Orion! — Kilian enseguida fué hacia Orion para ayudarle.

— ¡Kilian, ahora está más agresivo, si lo pierdes de vista te podrá matar!.

— ¡Cállate, ¿No ves que le ha herido?!— Obviamente veía que lo había herido, pero era una estupidez, lo único que podía hacer es llevarlo con Jade y Eider, y al ver que él no lo hizo, lo hice yo. Me escaqueé entre el hueco de los dos Malais y aparté a Kilian.

— ¿¡Qué haces!?— No le dió tiempo a pararme. Cogí a Orion en brazos y corrí por el lateral de la pendiente.
Dejé a Orion con Jade y volví a posición.

— Kilian, escúchame, sólo estamos tú y yo, ellos están heridos y necesitan a Jade para cuidarlos, tranquilízate. — Kilian respiró y evadió a los Malais hasta llegar a mí.

— Kilian, Aneu, coged esto — En el tiempo en el que habíamos luchado con los grandes, Eider había creado un pequeño tanque.
— Sólo sirve una vez, así que cargaros a uno y luego vais a por el otro — Kilian cogió sin dudar el tanque y lo apuntó hacia el Malai intacto. Yo procuré que no se acercara ni alejara demasiado. El cañón se disparó y el Malai calló al suelo.
Con su muerte, el otro Malai volvió a gritar. Kilian dejó el cañón y nos dispusimos a encargarnos del restante. Pero se puso nervioso. Empezó a moverse a todos lados y a destruir cosas, hasta que destruyó una zona de la elevación.

— Chica sin poderes, sube por detrás de él a sus espaldas, y clávale la espada, hazme caso. — Me molestó que no me llamara por mi nombre, pero le hice caso. Pasé desprevenida por detrás del Malai y subí por su espalda. Kilian lo apuntaba con la pistola. Revisé el alrededor por si el Malai me tiraba yo llegaba a herir a alguien, y al hacerlo, vi que entre los escombros de la elevación, había un chico joven, seguramente se habría encargado del mantenimiento de los robots, ¿Pero nadie se había dado cuenta?

— Chica sin poderes, ¿¡Qué haces!? ¡Sigue el plan! — Bajé por el robot rápidamente. Él lo notó y se giró lentamente hacia mí.

Levanté unos cuantos escombros y me fijé en daños graves del chico. Estaba bien, pero no estaba segura de si se había desmayado. No tuve tiempo de comprobarlo, me lo eché a un hombro y al girarme me dí cuenta de que el Malai estaba en frente mío. Kilian le estaba disparando pero nada surgía efecto. Con este tipo en el hombro no podía hacer nada arriesgado, pero era peor dejarlo tirado.

El Malai me levantó en puño y lo bajó rápidamente intentando darme un golpe. Lo esquivé y aproveché que su mano se clavó en la tierra para subir por ella y llegar hasta su cuello. Agarré la espada y se la clavé en el cuello con cuidado para que el chico no se hiriera. El Malai gritó y arrancó su puño del suelo. Volví a clavar mi espada en su cuello y bajé arrastrándola por toda su espalda.

Su espalda quedó abierta cuando yo ya estaba bajando. Ya estaba muy débil así que mientras que Kilian le disparaba yo dejé al chico en una esquina, cogí la pistola de Jade y le ayudé.

Después de un rato disparándole entre los dos. El Malai calló.

— Bien hecho — Nos felicitaron Jade, Eider y Orion.

— ¿Estás bien? Siento lo de antes — Le dije a Orion.

— Ah, estoy bien, has decidido lo mejor, si Kilian perdía tiempo conmigo os podrían haber derrotado. — Le sonreí y volví a cargar al chico, esta vez en brazos.

— Voy a llevarlo con el profesor— Ellos todavía estaban confusos, no sabían por qué había bajado del robot. Al ver al chico supongo que se hicieron una idea. Subí por la elevación y me acerqué a Drac.

— Menudo idiota estás hecho — Dije para que sólo me oyera él.

— ¿ Estás bien?

— Yo estoy bien, el que no lo está es este chico.

— Ah, él es un actor, tranquila, aunque creo que sí se ha hecho  daño.

— Gracias por ayudarme, señorita — Dijo el chico como si reviviera entre los muertos.

— Todos aquí estáis locos, ¿Estás bien?.

— Sí, bueno, más o menos, pero tú tienes varios cortes y sangrados. Llama a todo tu grupo y acompañarnos, por cierto, soy Blais. — Blais se levantó del suelo. Me alejé a llamar al grupo, como él dijo. Kilian ayudó a andar a Orion y Jade ayudó a Eider. Subieron por la elevación y se quedaron detrás mío. Drac se quedó a mi nivel.

— ¿En serio estás bien?.

— Sí, lo estoy.

— Vale, vale, lo siento bella durmiente.

— Está bien, Mr. Idiota — Le pegué en el brazo, a lo que él respondió con una risa que yo seguí.

— Esos dos se llevan bien — Dijo Jade en general.

— Ya lo creo — Le respondió Orion. Eider sonrió y Kilian sólo se limitó a mirar al suelo.

Pasamos por una extraña habitación que pareció ser la enfermería. Era blanca con un suelo de madera blanca. Entramos a la sala de espera, que contaba con un medidor, una pequeña recepción, sillas y poco más. Llamaron a Orion para que le hicieran una radiografía, Drac entró con él y se quedó dentro para supervisar. No tenía ninguna herida grave, pero el golpe le iba a doler un rato. Eider descansó un rato y luego me llamaron a mí para pasar. Pasé a la clínica, Blais, el mismo chico que hizo de actor en la prueba, estaba ahí de enfermero. Mientras que yo estaba pasando ellos hablaban de lo sucedido, que la caer se hizo daño y cosas así.

— Ah, buenas señorita, siéntate. — Me senté en la camilla, como Blais me ordenó, me miró de arriba abajo.
— Vale, quítate la camiseta. — Dudé. Odiaba el hecho de que alguien me viera en ropa interior, pero al fin y al cabo, se supone que es un doctor, aunque un ambiente incómodo apareció, ya que Drac también estaba ahí. Me quité la camisa del uniforme y me tapé disimuladamente con los brazos.
Blais me volvió a mirar de arriba abajo.

— Estás llena de cortes, y tienes las manos destrozadas, pero a parte de eso, estás bien. — Me volvió a mirar, esta vez más detenidamente. — Levanta tu brazo — Le hize caso y dejé a ver una marca roja bastante amplia. — ¿Eso es de ahora? — Me rozó la marca con la yema de los dedos, mientras que Drac se reía de mí por la espalda de Blais.

— No creo — Respondí bajando el brazo, causando así que Blais quitara su mano.

Me dejó esperando mientras él iba a por agua oxigenada, algodón y vendas. Drac se sentó a mi lado.

— ¿Por qué no lo paraste cuando se salió de control?.

— Los Malais no se paran, Anne. — Me dijo mientras miraba mis heridas. — Orion se llevó una buena, ¿Eh?.

— ¿De verdad eres profesor?.

— Y de los buenos — Me dijo mientras reía. Blais entró por la puerta y Drac se levantó de la camilla. Blais se acercó y mojó un algodón en agua oxigenada. Me lo pasó por encima de los cortes y me ató una venda en la herida más grave. Drac me pasó la camiseta, me la puse y salí con él de la clínica, despidiéndome de Blais.

Todo el equipo se levantó y salió de la enfermería. Nos reunimos con los otros equipos, que también estuvieron en la enfermería, y fuimos juntos a la clase.

— Buen trabajo a todos, os daré la nota de esta práctica. — Drac cogió unos papeles desordenados de su escritorio. — Grupo A, un ocho. Grupo B, un seis y medio, grupo C, un nueve. — Sonó la campana. — Os podéis ir ya. — La clase salió en fila. Me despedí de mi grupo, quitándo a Kilian, ese chico está amargado, dudo si quiera que sepa mi nombre.

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