💎 One Shot 💎

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— fuiste un idiota e imprudente -le miró mal- ¿Cómo te atreves a viajar hasta aquí? Debiste quedarte en Japón

Seigi agacho la cabeza, sintiendo lágrimas escurrir por sus ojos. Su cabeza dolía y comenzaba a sudar.

— te llevaré al aeropuerto, Seigi -dijo sin mirarlo para darle indicaciones al chofer antes de girar su cabeza y ver a Seigi desplomarse en el asiento del taxi- ¿Seigi? ¿¡Seigi!?

Richard mando al conductor a conducir a un hotel cercano lo antes posible. Le pago cuando se bajo con Seigi en sus brazos. Camino directo a la recepción y pidió un cuarto y un doctor inmediatamente. Cuando llegó a su habitación, depositó a Seigi sobre la cama. Le quito los zapatos y  medias para que estuviera más cómodo. Comenzó a atender la fiebre alta a lo que el doctor llegaba. Con delicadeza colocó el paño húmedo sobre su frente y con otro húmedo, le limpiaba el rostro y el cuello con gentileza.

— yo estoy bien -murmuraba Seigi en su delirio de fiebre- yo estoy bien

Unos toques en la puerta hicieron que Richard quitara su atención de Seigi para poder atender a quien sea. Al abrir la puerta, vio al doctor y le dejó entrar para ver cómo atendía a Seigi.

Cuando hubo terminado, le dio unos medicamentos a Richard y este le despidió para cerrar la puerta con seguro detrás de si.

— despierta -murmuro con preocupación-  lo siento -murmuro otra vez y dejo salir un suspiro-

Dos horas más tarde, Seigi despertó, y encontró a Richard mirando por el ventanal que daba vista a la cuidad. Seigi tomó asiento en la cama y quito el paño húmedo de su frente.

— deberías descansar más -Richard le riñó y se acercó a la cama para volver acostarlo-

— ¿por qué te fuiste? ¿Por que no dijiste nada?

— te había invitado a comer, pero me habías rechazado, Seigi -habló Richard con seriedad, pero una suavidad trasmitida en sus ojos cuando habla con Seigi únicamente- entiendo, no debes preocuparte, pero deberías volver a Japón

Lágrimas volvieron a bajar como cascadas de sus ojos y limpió con el dorso de sus manos las mismas para poder ver a Richard. Sus mejillas se tornaron rojas por la fiebre. Con manos temblorosas hizo puño las sábanas debajo de sus dedos.

— y-yo vine a por ti, no sé porque, pero me duele el pecho el saber que no vas a regresar, el saber que te marchaste sin decirme nada -sollozó- Quiero que vuelvas conmigo a Japón -sorbió por la nariz- te quiero conmigo, Richard

— oh Seigi -Richard sonrió con amabilidad y revolvió los cabellos de Seigi en forma de cariño- no puedo regresar, me voy a casar -sus ojos se volvieron triste- pero te recordaré, siempre

Seigi abrió sus ojos como platos y negó con la cabeza. No podía ser cierto, Richard no puede casarse cuando el lo espera; cuando el fue a por Richard.

— no puedes casarte, yo vine por ti -asintió y sacó de sus bolsillos la caja de tercio pelo color vino para abrirla y mostrarle la sortija de su abuela- por favor, quiero que la conserves -agacho la cabeza- si no vas a volver conmigo, entonces quédate esto, recuérdame -medio sonrió y sintió algo suave sobre los labios-

Richard lo estaba besando. Cerró los ojos al igual que Richard y cuando este último se separó, abrió los ojos para mirarle.

— eso es un sí, supongo yo. Eres muy sincero, y bueno -Richard le cerró la cajita de tercio pelo y tomó asiento al lado de Seigi para abrazarle por la cintura- ¿te gustaría ser mi esposa?

— -sonrojado- p-pero soy varón

— ¿y? ¿No quieres?

— yo quiero -sollozó y hundió su rostro en el pecho de Richard, quien besó su cabeza- ¿ya no te irás?

— no, pero lo haré contigo para la próxima

Richard saco de su bolsillo una argolla, con un diamante pequeño para tomar la mano izquierda de Seigi y deslizar el anillo por el dedo. Seigi frunció el ceño al acordarse de la información que había recolectado sobre dicha piedra.

— -Richard le acarició la cintura y sonrió- olvida de dónde provenga, y cómo se distribuye, mírala en la forma en la que la miro ahora, como un gesto de amor -se sonrojó un poco- te amo mucho, Seigi

Seigi comenzó a toser, y en que momento. Agarro y bebió el vaso de agua que Richard le dio para aclarar su garganta.

— yo también te amo -sonrió tímidamente- Volvamos a Japón ahora

— ¿por qué no disfrutar ya que estás acá y caminar por la cuidad? -preguntó-

— no tengo mucho dinero, Richard -reprochó y vio al rubio rodar sus ojos- ¡te vi!

— tengo dinero, no debes preocuparte por eso -se cruzó de brazos-

Seigi asintió apenado y se volvió acostar para poder sentirse mejor en los próximos días en los que saldrá con Richard, su ahora prometido y futuro esposo. Sintiendo sus ojos pesados, los cerró, pero los abrió cuando sintió un movimiento suave en su brazo. Giró su cabezo hacia el movimiento aún en su brazo y vio el rostro de Richard, parecía un perrito perdido.

— ¿Seigi? ¿Ya duermes? -Seigi trató de no rodar los ojos y negó un poco- ¿ahora podrás hacerme flan y otros dulces cuando llegue a casa? -nunca en el tiempo que llevaba trabajando con Richard lo escuchó nervioso como ahora-

Seigi carcajeó, Richard es tierno. Cerró los ojos y sonrió. Abrió los ojos otra vez y cruzó miradas con Richard.

— claro que sí, pero no sólo comerás dulces, te haré muchas comidas japonesas, y trataré de hacer comidas extranjeras también -vio a Richard hacer un puchero y giró su cabeza al igual que su cuerpo para darle la espalda- no ganaras nada haciendo eso

— Seigi, gracias -dijo con seriedad, pero con toda sinceridad-

Richard sonrió, y aunque Seigi no lo haya visto, el también sonrió.

Llegaré a ti 💎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora