Un ser que se siente ahogado por vivir, aún sabiendo que es anfibio, le teme al agua y al cálido aire que puede soportar. Un niño encerrado en su habitación, con delirios de grandeza solo dentro de su mente... cuando escribe, niño batallando a que sus alas resistan el viento de la ansiedad, discapacitado por su silencio, herido por lo asocial de su alma, vestido con pedacitos amainados que trata de remendar y con un sombrero que refleja lo escéptico de su corazón.
Un saco de arena deslucido por resistir tantas decepciones, de tanto zozobrar la fe en las personas ahora la está extraviando en si mismo, colgado de una viga de principios que son su fuerte cuando menos lo espera, atestado por una "Prisión Del Desahogo", donde cada fragmento de arena es de una roca fuerte, otras incapaces, unas grandes, otras sucintas... convertido por el tiempo en una alfombra.
Un hombre minusválido que no puede moverse, no puede sentir el más frío posible ni es calor más intenso, el que envejece tan rápido sin darse cuenta, queriendo mutilar sus esperanzas, llorando por su exigüidad de valor, por su endeble carácter y la resilencia de su alma, como clima lúgubre esperando el fin de lo desconocido, inmerso en una botella arrojada al mar, él que solo dispone de la monotonía para actuar sin pensar.
"Un corazón roto", así se siente, tan insondable, tan simple y tan amargo, sentado en el bosque vedado, en la niebla tenue de la madrugada, esperando poder entender por qué se quebró su corazón, por qué siente que todos viven y él sigue impotente tratando de encontrar su vida.
Un muchacho con talento de poeta dañado, con estrellas apagadas dentro, con árboles que han sido cortados, un muchacho con los ojos tristes, viendo que por su dolor puede ver el de los demás, así de vigoroso es el sufrimiento, como un agujero negro y el calor de un abrazo.
Ocultando la realidad de ser capaz de lograr más que un superhéroe de historieta, más que un poeta apasionado, capaz de volar en la jaula de "Garcín"... (El Pájaro Azul, Rubén Darío)
Un ser temido, un ser pensante, un juego sin reglas y sin diversión, un beso fingido, un pensamiento que oculta galaxias, una nave sin retorno. Un gato curioso, un perro jugando, un amante loco, un payaso de corazón y un idiota en el amor, así es el ser más extraño; el niño, el saco de arena, el hombre minusválido, el corazón roto, el muchacho; yo, así se siente, una mezcla de sustancias que nadie entiende.
Yo, saltando de piedra en piedra los charcos y a cada paso se hunde una piedra, dejando el alma empobrecida sobre los arcenes. Yo, inconsciente, caprichoso y egoísta, así se siente.
Elmer Acuña
ESTÁS LEYENDO
Corazón Sin Vida
PoesíaEn cada palabra, en cada letra se sueltan latidos vacíos de mi corazón, ya que en el circula la sangre de pensamientos llenos de lo desconocido; del sufrir y la alegría junta, de amor y odio, metido en depresión y optimismo, en ansiedad y paz. Costr...