5. Caótico día de San Valentín

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Catorce de febrero.

El día de San Valentín finalmente llegó a Royal Woods. La época del año donde los jóvenes intentan expresar lo que sienten a esa persona especial, incluso quienes no son tan jóvenes; o al contrario: quienes son demasiado jóvenes.

La atmosfera festiva de este día da valor a quienes están dispuestos a lanzarse contra el muro del amor; los afortunados podrán escalarlo; pero muchos y muchas terminaran derrotados e inconscientes en el suelo. Igualmente toman el riesgo; y a pesar de todo, el júbilo y alegría continuarán; como ya ocurría semanas antes de ese momento.

Sin embargo, para los residentes más antiguos del pueblo, la proximidad de esta fecha significa temor, ansiedad y ponerse a cubierto en preparación para las batallas de niveles apocalípticos desatadas una vez al año.

Hace tiempo, como si fuera un fugaz espejismo del desierto, cuando la familia más ruidosa del pueblo era más pequeña; únicamente con trece integrantes: Los padres, que dieron inicio a ese ejército, y once hijos. Causaban destrozos y peleas menos destructivas el catorce de febrero, sin falta; pero gracias a la intervención de Lincoln Loud, hubo un hermoso tiempo de paz.

Claro que fue debido a que aquel muchacho peliblanco inició con un harem a los once años de edad para este fin, donde todas sus integrantes fueron, a excepción de una, sus propias hermanas. Pero al haber crecido, casarse y tener una vasta descendencia: la segunda generación Loud resultante, que ahora azotaba años tras año a la indefensa Royal Woods, sufría por la falta de interés en unificar este nuevo harem y salvar al devastado pueblo; un deber que recae en las manos del único hijo varón del dios de cabello blanco, Lemuel Loud.

— P-P-Prefi-fiere que lo-lo llame-n Lemy— fueron las palabras de la hija mayor, Loan Loud, dichas con cierto enfado hacia la pared, mientras se cubría tras el sofá de la sala, para evadir una lluvia de bolas de lodo lanzadas hacia su persona.

La curvilínea mujer gamer rubia, de veintiún años de edad, era sobrepasada por sus tres hermanas menores, quienes se encontraban posicionadas sobre la mesa, decididas a estropear las horas de esfuerzo que puso en arreglarse, maquillarse y vestirse. Con el único objetivo de ir a reunirse con su hermano menor.

— ¡Ya la tenemos!— Leia, de ocho años de edad, igual de rubia que su hermana mayor, lideraba el ataque para no ensuciarse y arruinar su propio vestido, un tanto revelador para su edad, pero bastante llamativo. Sin embargo, debía encargarse de Loan rápido, antes que sus hermanitas se dieran cuenta de su plan y la traicionaran tal como intentó hacerlo la peliblanca gótica de la familia.

— ¡Esto es muy divertido!— Lizy, de cuatro años de edad, también rubia, disparaba sin piedad las municiones de lodo contra la mayor de sus hermanas. La inocente oposición que mostró al principio fue reemplazada por una sonrisa bélica al imaginarse como la vencedora, claro que antes tendría que encargarse de sus aliadas primero. Un ligero efecto secundario por haber poseído un cuerpo preadolescente unas semanas, debido a un accidente con un experimento de Lisa Loud.

— ¡Desh-tuir!— Lulu, la menor castaña de todas con dos años de edad recién cumplidos hace un par de horas, era la encargada de preparar la munición de lodo; tarea que cumplía masticando la tierra de macetas, que trajeron sus cómplices, para mezclarlas con su saliva pegajosa y así crear un misil devastador. Esto era posible gracias a una de las habilidades que la pequeña castaña poseía por la intervención de su progenitora, la genio de la familia.

Los misiles de lodo volaban por todas partes, explotaban al mínimo contacto y se esparcían contra todo lo que chocaran en la sala e inmediatamente lo pegaban al suelo o contra la pared; ese fue el desafortunado destino para las mascotas de la casa y varios retratos que mostraban a la feliz y creciente familia. Uno de ellos, estrellado y pegado contra chimenea, no muy lejos del lugar donde reposaba antes; dejaba ver la imagen grupal de la ya conocida "familia Loud", las esposas e hijas, Loan con apenas siete años y un Lemy bebe en los brazos de Luna; pero una integrante extraña era fácilmente reconocible en la imagen, de pie junto al hombre peliblanco de dieciocho años, sujetándolo del cuello de manera ruda: una mujer delgada de piel canela. Pero la imagen quedó oculta completamente bajo un nuevo ataque de lodo.

Guerra de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora