17/03/2020

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Martes.

Hoy me despertó mi madre, ya que ella se iba a comprar y yo tenía que sacar a mi perro Coque. Lo primero que pensé fue que otra vez había olvidado ir a clase, pero era obvio que en unos pocos segundos esa idea se esfumó.
Nunca me había parado a pensar lo guay que era ir a clase, ahora que no puedo hacerlo me arrepiento de no haber aprovechado lo suficiente el hecho de ir a clase. Echo de menos a mis compañeros y a mis profesores.
Incluso a aquellos que me caían muy mal.

Al ver que mi madre se iba a comprar, mi perro se puso como loco. Es que cada vez que alguien sale por la puerta principal, él se piensa que es porque lo vamos a sacar de paseo. Así que comenzó a saltar y correr por toda la casa. Coque tiene las uñas muy largas y es por eso que se escucha muchísimo cuando anda por la casa, así que cuando esta saltando se escucha como si lanzaras canicas constantemente al suelo.
Ese sonido me animo mucho más a levantarme de la cama y por fin sacarlo a pasear.

También me animé a levantarme por el simple hecho de que últimamente me duele muchísimo la barriga.

En el paseo me di cuenta de que realmente a la gente le daba mucho igual todo esto. Había muchísima gente en la calle, se supone que todos deberíamos de estar en casa.

Al volver desayuné y me puse junto a mi hermano a hacer los deberes. Yo comencé los resumes de fundamentos para enviárselos al profesor lo antes posible y quitármelo del medio.
Mi hermano pequeño me puso muy nervioso porque no me hace caso. Aun así he intentado tener paciencia y ayudarlo con todo lo posible.
Y me he dado cuenta de que yo no estoy hecha para tener hijos.

Hoy le he hablado a mi novio y me respondió muy frío. Creo que está molesto conmigo. Hace unos días me avisó para hacer una videollamada y así poder vernos, pero yo al final no pude hacerla ni tampoco contestarle. Entonces ayer tampoco es que me hablara mucho, ni yo a él.

A las 11:30 vino mi padre, hace mucho tiempo que no lo veía. Me entraron muchas ganas de llorar la verdad, porque no lo pude abrazar. Me dijo que no, mejor que no. Es normal, pero no pude evitar tener esa sensación.
En el tiempo de que estaba en mi casa, estuvo hablando con mi madre sobre la mala situación que tenemos. Los dos están en paro, mi madre es enfermera y mi padre técnico de laboratorio.
Pero al parecer, no sé si Dios, dioses, luz, espíritu o algo nos escucho y llamaron a mi padre. De una ciudad en otra comunidad autónoma, donde ya había trabajado. Un chico se había dado de alta por algo y mi padre puede ir a sustituirlo. Podía empezar el jueves. Es por eso que antes de irse, mi padre decidió el arreglar unos asuntos e ir corriendo a la comisaría para que le den el permiso para salir de la ciudad.

Mientras mi hermana y yo decidimos hacer un regalo para el día del padre para dárselo antes de que se vaya. Decidimos hacer un portavelas y una tarjeta con forma de camisa. Y para finalizar todo este desastre, vimos la película de Frozen II.
Mentiría si digo que no he llorado.

Y ahora a las 0:40 de la mañana del día 18 de marzo me voy a la cama.

Diario de CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora